No puedo dejar de pensar en la poderosa participación de niñas y niños en una marcha tan simbólica para su presente y su futuro como fue la del 8M.
Particularmente se abrió una oportunidad más para reflexionar, compartir la experiencia inolvidable y llena de aprendizajes con mi hija/o . Desde el inicio de la organización estuvieron curiosos, atentos a lo que surgía, querían estar presentes en las reuniones, como también hacer las invitaciones a la marcha por las redes y que todos se enteren porqué ellos se sumaban , querían transmitir sus deseos de igualdad para el mundo . Llegó el gran día, y en ellos cabía todo; ansiedad, alegría, y orgullo por ser parte de todo.
Esa tarde la movilización fue histórica, donde los feminismos inclusivos e interseccionales y mujeres de todas las edades, con diferencias culturales, económicas, políticas y múltiples identidades se hicieron sentir, se unieron en un grito común contra las opresiones de clase y de género.
La mayoría de la gente fueron mujeres, adolescentes, niñas y niños, pero un número también de varones aliados que estuvieron acompañando y marchando, que van entendiendo que el sexismo y la misoginia es un problema que incumbe a toda la sociedad.
Decimos que los niños y niñas son el futuro de una humanidad más igualitaria y justa , pero no podemos quedarnos más en bellos discursos y no involucrarnos en el día a día para que ello pueda suceder , no alcanzan los buenos deseos para asegurarles vidas dignas y protegerlos de tantas violencias, desigualdades e injusticias . Sabemos que están expuestos a maltratos, abusos sexuales y explotación desde edades muy tempranas y que no estamos haciendo lo suficiente como sociedad para cuidarlos y asegurarles una vida libre de adultocentrismos y violencias. El problema se vuelve más complejo cuando las estadísticas nos confirman que los lugares donde son más vulnerables coinciden paradójicamente con aquellos donde más protegidos deberían estar: la casa, el colegio, la iglesia, y el Estado…ausente.
Es necesario y es un derecho que entre en las casas y en las aulas, la educación libre de estereotipos sexistas, la educación afectivo-sexual científica-laica, una educación basada en parámetros de igualdad y de la no dominación , que niñas , niños y adolescentes puedan desnaturalizar , reconocer y no callar desde violencias sutiles hasta las más explicitas . (También podrán poner filtro y desmontar todos los mensajes dañinos que transmiten los medios de comunicación).
Como adultos queremos contar otras narrativas sanas para ofrecerles a nuestros niñas/os y adolescentes reconocerlos como sujetos de derecho, empoderarlas/os, que aprendan a ser individuos libres y responsables, relacionarnos con respeto y solidaridad con toda/os, y que puedan construir relaciones equitativas de género. El 8M reflejó la toma de conciencia de que la lucha feminista es justa y que está cada vez más extendida, que nos urge construir un nuevo imaginario social, apuntar a transformar las viejas subjetividades, las arcaicas cadenas, por las igualitarias, libres y sanas relaciones entre hombres, mujeres, niñas y niños.