¿Qué significó el 8M para las mujeres indígenas?

 

El 8 M salí a marchar, pero antes me pregunté, ¿cómo y dónde estamos las mujeres indígenas? Participé como observadora de una de las plenarias preparatorias en la plaza Italia. Observé a jóvenes mujeres, entusiastas, luchadoras, soñadoras, alegres, y a la vez convencidas, con carácter, con firmeza y con un gran espíritu de cuerpo, que tenían muy claro porqué era necesario hacer esta marcha. Me sentí representada por ellas, porque ellas hoy siguen pasando por lo que yo he pasado ¡qué poco ha cambiado la sociedad hacia las mujeres! Esas hermosas chicas, morenitas, trigueñas o blanquitas, estudiantes, de distintas clases sociales, campesinas, obreras, profesionales…todas ellas manifestando su indignación, su preocupación por la discriminación, la violencia, los riesgos y peligros por los que pasan cada día.

Pensaba, si ellas pasan por todo esto todos los días, ¿cuánto más pasan mis compañeras y hermanas indígenas en las comunidades, en los servicios de salud, en las calles, en las escuelas, y colegios, en las ciudades?…todas sufriendo en silencio, “aguantando” los desprecios, invisibilizadas, discriminadas y excluidas, sin encontrar justificación para tamaña situación. Entendí que debíamos estar, teníamos que marcar también nuestra presencia, que aunque no fuéramos muchas, debíamos estar. Todas ellas serían nuestras voces. Esas jóvenes mujeres y varones ya nos miran de otra forma, sentimos que podemos ser vistas como sujetas de derechos, sentimos mayor empatía y comprensión hacia nuestras luchas, y las luchas son más colectivas, porque ellas, las de esta nueva generación de mujeres jóvenes, se ven reflejadas en lo colectivo, y saben que los derechos son para todas.

Nos queda el desafío de colocar nuestras propias voces, de crear alianzas, de desapegarnos de tutelajes, de unirnos como colectivo, como pueblo, como mujeres indígenas. Y, desde nuestro propio protagonismo y cosmovisión, enriquecer la defensa de nuestros derechos en este territorio llamado Paraguay.