• 19 Ago 2009

Elizabeth Duré. Integrante de FRIDAS. // “Cualquiera que sepa algo de historia sabe que una gran revolución social es imposible sin el fermento femenino.” Karl Marx. Carta a Ludwig Kugelmann.

El cursor “pisca, pisca (1)” en la pantalla. Dividida entre escribir desde la objetividad que impone estructurar frases racionalmente correctas, opto por la subjetividad impetuosa que permite delinear palabras desde ese lugar en que las cosas son y salen burbujeantes.

Escribo desde dos referencias importantes que delinearon mis vivencias, errores y acciones personales y colectivas: El feminismo y la educación popular. El feminismo que cambió radicalmente como y que lugar ocupaba en el mundo ensanchando mis horizontes y la educación popular que me ha dado los fundamentos para esa elección “que define al lado de quién colocarse en la sociedad” como planteaba Freire.

Y así, por convite de compañeras cercanas en la lucha me sumergí en unas pocas pero intensas reuniones en el marco del Espacio Unitario Popular (2) y en la gestación de FRIDAS – Feministas Radicales de Izquierda de Asunción.

¿Qué extraña pócima lleva a un grupo de mujeres decidir a irrumpir en ese espacio donde están visibilizadas una mayoría de hombres y unas pocas mujeres (muchas veces) curiosamente masculinizadas en su forma de ejercer relaciones y prácticas sociales?

Un primer punto es que aún en pleno Siglo XXI sigue vigente la lucha de clases y la lucha por la emancipación de las mujeres y otros movimientos sociales considerados emergentes por las ciencias sociales como la lucha por la ecología, niñez trabajadora, los grupos por los derechos de gays, lesbianas, trans, bisexuales . Cuestionamos el modelo de sociedad actual, capitalista, globalizada, pero también patriarcal. Es ineludible no solo la confrontación del modelo hegemónico actual, sino construir un proyecto democrático, popular socialista, luchando por “exigencias transitorias” que si bien no permiten alcanzar un estadio ideal bajo el sistema actual permite fortalecer a las y los sujetos a través de la organización por sus reivindicaciones. Por eso nos ubicamos en la izquierda y en este momento reconocemos el Espacio Unitario Popular – EUP como espacio de disputa desde donde avanzar no solo en la construcción de un proyecto político sino también en la emancipación de sujetos y sujetas sociales emergentes en nuestra sociedad.

Es desde esa mirada emancipatoria donde se enclava el feminismo como propuesta política que subvierte el cotidiano, que cuestiona el acartonamiento y la negación desde donde muchos/as militantes se construyen a sí mismos. Que permita avanzar más allá del uso del lenguaje inclusivo; ¿Quién osaría iniciar una intervención o discurso sin la consabida y políticamente correcta frase “compañeras y compañeros”?

Proponemos un feminismo con un proyecto liberador de múltiples identidades, decostruyendo esa cultura dominante heterosexista que reivindicaba la búsqueda de “de mujeres y hombres nuevos”. Que se exprese más allá de los lineamientos globales importantes y apueste a otras reflexiones. Que incorpore lo afectivo, lo subjetivo.

Como FRIDAS asumimos y aportamos al primer punto de la Declaración del Congreso Unitario: Defensa y profundización del proceso democrático con participación del pueblo. Porque entendemos que la democracia no solo se profundiza cuestionando y proponiendo un nuevo rol del Estado, exigiendo presupuestos y políticas que garantizan la implementación de políticas sociales, saneamiento del poder judicial, etc. La democracia se construye con eso y mucho más.

Irrumpimos en las acciones de la semana de lucha del EUP con nuestra propuesta de:

 

Sostenemos que la democracia se profundiza construyendo un proyecto liberador, emancipatorio, popular con la participación de esa amplia tonalidad de sujetos y sujetas. Son pueblo las campesinas, indígenas y las obreras. Los obreros, los sin tierras y sin techos. Pero, decir pueblo también implica reconocer otras identidades como son las lésbicas, las travestis, transexuales, bisexuales, las que están en transición, las heterosexuales, las de trabajadoras sexuales, gays, las de trabajadoras domésticas, las y los que no quieren ni desean nombrarse en algunas de estas posibles identidades.

La radicalidad de la propuesta problematiza entre otros puntos el cuestionamiento de la familia tradicional, institución donde se enclava y fortalece modelos binarios de mujer /hombre, negando otras formas identitarias que han existido siempre y declarando anormales (3) a quienes deseen construirse a sí mismos/as desde otros cuerpos.

También implica asumir que La recuperación de la soberanía nacional sacudiendo la intervención y la dominación imperialista, es absolutamente necesaria para avanzar en la estrategia del gran cambio (4) , pero exigiendo soberanía en nuestros cuerpos, como primer territorio que necesita ser liberado de ataduras atávicas y sacudir la dominación heterohegemónica. Soberanía para decidir abortar o no, tener hijas o hijos, ejercer la sexualidad del modo que se quiera y con quién se quiera sin que importe la procreación, construir formas y modos de convivencia sin ponerle nombre.

Implica cuestionar la maternidad como construcción socio histórica impuesta a las mujeres y resignificar el ser madre y padre para aquellos que tomaron esta decisión. Poner en el centro del debate la reproducción y las implicancias de la misma en la vida cotidiana de las mujeres, así como cuestionar la siempre vigente división sexual del trabajo.

Significa, que la izquierda incorpore en su reflexión macro y proyecto político aspectos de la subjetividad los cuerpos, los sentimientos. Desde la cotidianidad, exigir coherencia en la militancia, en nuestras prácticas sociales, en las relaciones con otras personas, en las tareas asumidas dentro y fuera de la casa, en el manejo y uso del poder. Si impulsamos cambios desde ese micro espacio, podremos avanzar en cambios estructurales.

Apostamos a un proyecto de izquierda porque todavía creemos que esos son los hombres que deben pensar su ser hombres –su rol de poder, su rol de dueños de los medios de producción simbólica, su ser macho- y luchar contra toda opresión, poner esto en un lugar esencial, subyugar y desalojar el pequeño fundamentalista que todos/as llevamos dentro. Y también, porque hay mujeres capaces de ocupar ese espacio, ese otro espacio, asumiendo la misión revolucionaria y subversiva de tener voz y cuerpo propio. Sin esa construcción, ¿Qué nos diferenciaría de la derecha?

FRIDA, se gesta a sí misma desde el nombre de una mujer trasgresora, iremos adquiriendo identidad propia en la medida en que avancemos en las reflexiones que nos interpelan, nos rebelan, nos consumen, nos desvelan por esa siempre presente utopia de otro mundo posible.

 


 

1 Guiño en portugués.
2 Ver
Espacio Unitario Popular
3 Con referencia al artículo de Gustavo Olmedo: “Educación y homosexualidad” . Lunes 16 de agosto, Diario Ultima Hora Digital. Asunción – Paraguay.
4 Manifiesto del Congreso Unitario Popular.