• 28 Sep 2009

Cynthia Fernández // El presente artículo trata de colocar el tema del aborto desde la corriente marxista revolucionaria. Esta no es una tarea fácil debido a las limitaciones para el acceso a bibliografía relacionada, y también plantea la necesidad de una investigación más profunda sobre el tema. En interés de la razón del artículo, que es rescatar las posiciones de l*s principales teóric*s y luchador*s marxistas revolucionari*s, se ha tratado de recoger, en lo posible, las palabras de l*s propi*s autor*s.

Si bien los aportes de Marx y, en especial, de Engels, son la base sobre la cual se ha desarrollado toda una corriente de abordaje teórico, político y práctico de la lucha contra la opresión de la mujer, encontramos, al analizar los textos clásicos y aportes de grandes revolucionari*s de izquierda, pocas referencias explícitas sobre el aborto.

Sin embargo, ya en Marx hay un reconocimiento de una situación de extrema injusticia para la mujer: “Según Marx, …‘toda la situación de la mujer en la sociedad moderna, la deshumaniza’. …‘El adulterio, la seducción, dan honor a los seductores y son de buen tono… Pero, ¡pobre mujer!… Si ella tiene honor, tiene que hacer desaparecer las huellas de la deshonra; y si sacrifica su hijo a los prejuicios, se deshonra aún más y cae bajo los prejuicios de lo civilizado…” (2)

Según Pedro Susz, Marx y Engels ‘no profundizaron demasiado en el papel del sexo y del matrimonio para las batallas que preanunciaban…Tampoco los grandes teóricos bolcheviques profundizaron demasiado en el problema de la familia y el sexo, aunque al enfrentarse a las tareas emergentes de la edificación de la naciente sociedad, dieron lugar a múltiples ideas e intentos prácticos.’ (3)

Podemos agregar, luego de un vistazo a algunos textos y referencias disponibles, que estas afirmaciones son igualmente válidas cuando hablamos del aborto.

El aborto y su abordaje desde grandes referentes teóricos del marxismo

En la izquierda revolucionaria encontramos a referentes de la lucha por la emancipación de la mujer como Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Alejandra Kollontai, Iness Armand y otras, quienes en su lucha por los derechos de las mujeres, aún dentro del partido, contaron con el apoyo de otros revolucionarios como Lenin y Trotsky (4), sin embargo no tod*s abordaron de manera directa el tema del aborto.

La lucha de Clara Zetkin en pro de los derechos y contra la opresión de la mujer es incontestable “trató el problema femenino como un proceso histórico-social desde la perspectiva de clase, nos legó la necesidad de incluir a la mujer en la lucha revolucionaria, su práctica marcó en la historia una línea de separación entre el enfoque burgués y el enfoque revolucionario del feminismo, e hizo un quiebre en el dogmatismo de algunos sectores del movimiento obrero – aun hoy no superada totalmente- aclarando porqué la emancipación de la mujer no puede postergarse al Socialismo…” (5), en su discurso pronunciado en 1889, en el Congreso de la II Internacional afirmó “desde el momento en que las mujeres luchan codo a codo con los obreros socialistas, están dispuestas a compartir todos los esfuerzos y sacrificios de las luchas, pero también están firmemente decididas a reivindicar, con toda razón, todos los derechos de los que son merecedoras”(6).

Clara Zetkin afirma que V.I. Lenin “Asignaba gran importancia al movimiento femenino, considerándolo como parte constitutiva, y en ciertas condiciones, como parte decisiva del movimiento de masas. Por descontado, que consideraba la igualdad plena de la mujer, como principio incontestable del comunismo.” (7), sin embargo es difícil encontrar referencias directas, tanto de Clara como de Lenin, acerca del aborto.

Algunas revolucionarias marxistas han sido más prolíficas en aportes teóricos, como Rosa Luxemburgo y Alejandra Kollontai. De éstas, la que ha abordado con mayor profundidad los problemas de la vida privada, la sexualidad, el amor, etc… es Alejandra Kollontai, recordada como una de las grandes luchadoras del movimiento feminista. Ella, “defendió el amor libre, igual salario para las mujeres, la legalización del aborto y la socialización del trabajo doméstico y del cuidado de los niños, y sobre todo la necesidad de cambiar la vida íntima y sexual de las mujeres. Ella creía que debía surgir ‘la mujer nueva’, independiente económicamente, pero también sicológica y sentimentalmente. …En su teoría no tiene sentido hablar de un aplazamiento de la liberación de la mujer, en todo caso, habría que hablar de un aplazamiento de la revolución” (8), y plantea que “la revolución que la mujer necesita incluye la socialización del trabajo doméstico y una nueva concepción de la maternidad. Las mujeres deben ser descargadas de los trabajos domésticos y hasta donde sea posible de la tarea social de la reproducción de la especie. Sólo así podrán, sin poner en peligro su salud, cumplir con su trabajo productivo de una forma satisfactoria y aspirar a promocionarse y ocupar trabajos cada vez más cualificados. Aquí resulta obligado señalar que Kollontay también habla del deber social de la maternidad, con lo que no queda muy claro hasta dónde puede colisionar este deber con el derecho de la mujer a disponer de su propio cuerpo.”(9)

A pesar de que no contamos con elementos suficientes para aproximarnos mejor a las discusiones, argumentaciones, polémicas y limitaciones que habrá tenido el abordaje de la temática del aborto entre l*s principales referentes del marxismo revolucionario, la realidad histórica puede darnos indicios bastante claros en relación con la comprensión de su relación intrínseca con la emancipación de la mujer y con el avance hacia la construcción de una sociedad nueva.
En cuanto a los intentos prácticos

Los avances de la Revolución de Octubre

La Revolución Rusa, de Octubre de 1917, otorgó a las mujeres la igualdad de derechos y tendió las bases para romper con la estructura familiar como ‘pequeña empresa cerrada’ (10), a través de una amplia gama de servicios sociales. En 1920, durante el gobierno de Lenin, la Unión Soviética legalizó todos los abortos, pero esta política fue revertida en 1936 por Stalin (11).

“Pocos meses antes de octubre de 1917 Alejandra Kollontai fue elegida miembro del Comité Central del Partido y votó a favor de la insurrección y de la toma del Palacio de Invierno para construir así un Estado obrero. Al desatarse los sucesos que desembocaron en la Revolución de Octubre Alexandra Kollontai regresó a Rusia, donde fue elegida miembro del Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado. …Tras la toma del poder…fue elegida Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública. Fue una de las que más trabajaron para conseguir los derechos y libertades de las mujeres, modificando aspectos de las leyes que hacían a la mujer una subordinada del hombre, le negaban derecho al voto y la hacían ganar menos salario y trabajar en peores condiciones que los hombres. La Revolución consiguió poner las bases para la igualdad real entre hombres y mujeres, liberalizando las relaciones familiares y sexuales. Se aprobó el divorcio y el derecho al aborto, y se otorgaba a las mujeres beneficios sociales en forma de salarios de maternidad, guarderías y hogares para los niños. Así mismo se desarrollaron campañas de información para dar a conocer a las mujeres sus nuevos derechos.” (12)

“El nuevo Estado obrero concedió amplios derechos jurídicos y políticos como el derecho al divorcio, al aborto, la eliminación de la potestad marital, la igualdad entre el matrimonio legal y el concubinato, etc.” (13)

En este proceso Alejandra contó con el apoyo de los principales dirigentes del partido y la revolución, V.I.Lenin y L. Trotsky. “La revolución de Octubre cumplió honradamente su palabra en lo que respecta a la mujer. El nuevo régimen no se contentó con darle los mismos derechos jurídicos y políticos que al hombre, sino que hizo – lo que es mucho más – todo lo que podía, y en todo caso, infinitamente más que cualquier otro régimen, para darle realmente el acceso a todos los dominios culturales y económicos”. (14)

El Stalinismo y la reacción patriarcal
Con el ascenso de la burocracia Stalinista las medidas para el mejoramiento de las condiciones de vida y trabajo se vieron afectadas, y también en la cuestión de la mujer se evidenció la ruptura con los ideales revolucionarios: “las diferencias sociales aumentaron y, lo que es peor, se instauraron turnos de trabajo, castigos y disciplinas laborales, etc., que agrandaron las diferencias entre las masas trabajadoras y la burocracia, que acaparaba cada vez más privilegios. …en ese año de 1924 empezó la contraofensiva patriarcal, el ataque del machismo y de la familia autoritaria y tradicional para recuperar su viejo poder milenario, restringiéndose derechos básicos conquistados sobre el divorcio, el aborto, la libertad sexual, la libertad de educación, etc.(15)

“A partir de 1926, bajo el régimen de Stalin, se instituyó nuevamente el matrimonio civil como única unión legal. Más tarde se abolió el derecho al aborto, junto con la supresión de la sección femenina del Comité Central y sus equivalentes en los diversos niveles de organización partidaria. En 1934 se prohibió la homosexualidad, y la prostitución se convirtió en delito. No respetar a la familia se convirtió en una conducta ‘burguesa’ o ‘izquierdista’ a los ojos de la burocracia. Los hijos ilegítimos volvieron a esta condición, que había sido abolida en 1917, y el divorcio se convirtió en un trámite costoso y pleno de dificultades.” (16)

El aborto y la homosexualidad fueron penalizados nuevamente en 1936, y, en general, la ‘moral tradicional’ volvió a imponerse en las relaciones.

Ante estos retrocesos, L. Trotsky refiere: “el poder revolucionario ha dado a la mujer el derecho al aborto, uno de sus derechos cívicos, políticos y culturales esenciales mientras duren la miseria y la opresión familiar, digan lo que digan los eunucos de uno u otro sexo. Pero este triste derecho es transformado por la desigualdad social en un privilegio.”. Y continúa “Después de haber demostrado su incapacidad para proporcionar los socorros médicos necesarios y las instalaciones higiénicas a las mujeres obligadas a recurrir al aborto, el Estado cambia bruscamente y se lanza a la vía de las prohibiciones. Y, como en otros casos, la burocracia, de la necesidad hace virtud. Uno de los miembros de la Corte Suprema soviética, Soltz, especializado en los temas del matrimonio, justifica la próxima prohibición del aborto diciendo que, como la sociedad socialista carece de desocupación, etc., etc., la mujer no puede tener el derecho a rechazar las ‘alegrías de la maternidad’. Filosofía de cura que dispone, además, del puño del gendarme. Acabamos de leer en el órgano central del partido que el nacimiento de un hijo es, para muchas mujeres – y sería más justo decir que para la mayor parte- ‘una amenaza’. Acabamos de oír que una alta autoridad atestigua que ‘la liquidación de la infancia abandonada y descuidada se realiza débilmente’. Lo que significa, ciertamente, un aumento de la infancia abandonada; y ahora un alto magistrado nos anuncia que en el país donde ‘es dulce vivir’, los abortos deben ser castigados con prisión, exactamente como en los países capitalistas en los que es triste vivir. Se adivina de antemano que en la U.R.S.S., como en occidente, serán sobretodo las obreras, las campesinas, las criadas que no pueden ocultar su pecado, las que caerán en manos de los carceleros. ‘Tenemos necesidad de hombres’ añade Soltz cerrando los ojos ante los niños abandonados. Si la burocracia no hubiera puesto en sus labios el sello del silencio, millones de trabajadoras podrían responderle: ‘Haced vosotros mismos a vuestros hijos’. Evidentemente estos señores han olvidado que el socialismo debería eliminar las causas que empujan a la mujer al aborto, en vez de hacer intervenir indignamente al policía en la vida íntima de la mujer para imponerle ‘las alegrías de la maternidad’ ”(17).

Esta indignación manifiesta ante estos retrocesos, calificados como traición a los principios de la revolución, nos da la pauta de un posicionamiento firme e inequívoco con relación al aborto y otras cuestiones que hacen a la liberación de la mujer: “El alfabeto del comunismo es considerado como una exageración de izquierda. Los prejuicios duros y estúpidos de las clases medias incultas, renacen entre nosotros con el nombre de moral nueva. ….Y como si se tratara de unir la burla a traición, los mismos argumentos que antes sirvieron para defender la libertad incondicional del divorcio y del aborto – ‘la emancipación de la mujer’, ‘la defensa de los derechos de la personalidad’, ‘la protección de la maternidad’ – se repiten actualmente para limitar o prohibir uno y otro.”

Ante estas afirmaciones podemos deducir que, en la lucha que dieron Alejandra Kollontai y sus aliad*s para lograr las conquistas que fueron alcanzadas durante los primeros años de la revolución, se defendió la libertad incondicional del divorcio y del aborto, e incluso la ‘protección de la maternidad’ fue un argumento para esta defensa.

El camino que la izquierda debe retomar

Los elementos señalados antes nos permiten medir la magnitud del retroceso que la política stalinista significó para la izquierda en su conjunto, incluso la izquierda revolucionaria. Hoy, son muy pocos los grupos o partidos, que se reivindican de izquierda y revolucionarios, que defienden abiertamente este planteamiento y realizan una lucha consecuente, dentro y fuera de sus organizaciones.

La izquierda, en general, perdió la noción de la liberación de la mujer como principio para la revolución, lo que le llevó a perder también la sana indignación ante su opresión, y a dejarse seducir por la moral pequeño burguesa relacionada con la maternidad y la familia, para, finalmente, justificar, y hasta defender, las estructuras patriarcales en las relaciones sociales y económicas.

Alejandra Kollontai planteaba que el abandono o la postergación de la lucha por la liberación de la mujer implican el abandono o la postergación de la revolución, y la lucha por la independencia económica, psicológica y emocional de la mujer está ineludiblemente ligada a la lucha por su derecho al aborto y a la autonomía sexual.

Este es el camino que debe retomar la izquierda que pretende ser revolucionaria, sólo este camino nos llevará al surgimiento de la nueva mujer, la nueva familia y la nueva sociedad, en la que, tal como señaló L. Trotsky, “La verdadera familia socialista, liberada por la sociedad de las pesadas y humillantes cargas cotidianas, no tendrá necesidad de ninguna reglamentación, y la simple idea de las leyes sobre el divorcio y el aborto no le parecerá mejor que el recuerdo de las zonas de tolerancia o de los sacrificios humanos.” (18).


 

1) Fundadora y militante del Partido de los Trabajadores de Paraguay, actualmente miembra de la Comisión de Mujeres del PT Paraguay y de la Comisión de Mujeres de la Liga Internacional de Trabajadores LIT-CI.

2)Jorge Riazanov, Clara Zetkin et al, El amor y el matrimonio en la sociedad burguesa, Editorial Convergencia, Bs As, 1975.

3) Prólogo de Pedro Susz para Jorge Riazanov, Clara Zetkin et al, op cit.

4) Clara Zetkin y el apogeo del feminismo socialista y comunista. febrero de 2009. Publicado por Género y Clase.

5) Pan y Rosas Fecha: 6 – Julio – 2009. Rebeca E. Madriz Franc. Rebelion. Selección y extractos del Libro: “La Mujer en el Socialismo”. Allendorf, Marlis (1977).

6) Idem.

7) ‘Conversaciones con Lenin acerca de la mujer’. Clara Zetkin.

8 ) Obras en red de Alejandra Kollontai. Publicado por Género y Clase. http://www.nodo50.org/contrapublicidad/index.php?option=com_content&task=view&id=85&Itemid=93&limit=1&limitstart=1

9) ‘Un análisis del rol destacado de las mujeres socialistas en la lucha contra la opresión y de las mujeres obreras en el inicio de la Revolución Rusa’, Andrea D’Atri,La fogata Digital, 20 de ocutbe 2003.
http://www.lafogata.org/mujer/m_rol.htm

10) Prólogo de Pedro Susz para Jorge Riazanov, Clara Zetkin et al op cit.

11)Tratamiento Jurídico del Aborto, Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Tratamiento_jur%C3%ADdico_del_aborto#Evoluci.C3.B3n_hist.C3.B3rica

12) Aleksandra Kolontái, Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Aleksandra_Kolont%C3%A1i

13) Que la verdad salve a Lenin. Ariel Dacal Díaz. Rebelión. www.lafogata.org/biblio/bib_verdad.htm

14) Thermidor en el hogar. La revolución traicionada. León Trotsky 1937.

15) El papel de la personalidad de Lenin en la revolución bolchevique. Iñaki Gil de San Vicente, Rebelión, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=61809

16) Un análisis del rol destacado de las mujeres socialistas en la lucha contra la opresión y de las mujeres obreras en el inicio de la Revolución Rusa. Andrea D´Atri.

17) León Trotsky op cit.

18) Idem.