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Desde el Centro de Documentación y Estudios (CDE), organización que forma parte de la Articulación Feminista Marcosur (AFM), compartimos el siguiente comunicado ante la situación política actual en Brasil.

La Articulación Feminista Marcosur (AFM), red integrada por organizaciones y mujeres feministas de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, expresa sus posiciones frente a la situación política del Brasil:

  1. Rechazamos las ofensivas antidemocráticas para acceder al poder pasando por encima de la voluntad popular y pervirtiendo los mecanismos constitucionales. Es lo que está sucediendo en el Brasil, con el impulso de un golpe disfrazado de juicio político en contra de la presidenta Dilma Rousseff, sin argumentos sólidos, sumiendo a todo un país en la incertidumbre y en la zozobra y profundizando diferencias que impiden la construcción de democracias estables con reconocimiento y ampliación de derechos.
  1. Vinculamos lo que está pasando en el Brasil con una oleada de actuaciones similares en varios países de la región, que han causado no solo inestabilidad política, sino además brutales retrocesos en el disfrute de derechos y en el buen vivir de la ciudadanía: desde el vergonzoso golpe de Honduras en 2009 y el lamentable golpe disfrazado de juicio político exprés y precedido de una masacre en Paraguay en 2012, pasando por intentos parecidos en otros países.
  1. Identificamos como impulsora de estos procesos antidemocráticos a la voluntad de poderosos sectores para retomar no solo los gobiernos, sino sobre todo los privilegios que por siglos han beneficiado a las oligarquías y a las clases dominantes. Los “golpes blandos” de derecha en América Latina son la nueva estrategia, consonante con los ajustes neoliberales, las privatizaciones y la entrega de recursos naturales, el endeudamiento externo y la sumisión a los fondos buitres y a los usureros internacionales, el extremo enriquecimiento, las operaciones financieras sin impuestos ni retornos para el beneficio colectivo y la pérdida de soberanía en nuestros países.
  1. Reconocemos la existencia de una gravísima amenaza a los derechos humanos y a los derechos de las mujeres. Junto con estos procesos conservadores se destruyen avances –en general insuficientes– en las políticas públicas y se favorece el desmoronamiento de la seguridad social y la educación pública, la destrucción de los derechos laborales, la concentración de las tierras y la expulsión del campesinado y de los pueblos indígenas, la explotación salvaje de los recursos naturales, la discriminación en todas sus formas, en especial racial, de género, por sexualidad y de clase. La ofensiva antidemocrática utiliza la misoginia en contra de la presidenta Dilma y, así, violenta a todas las mujeres.
  1. Calificamos a este escenario de retorno antidemocrático como nefasto para las luchas que desarrollamos por los derechos de las mujeres. Ni los gobiernos más progresistas ni los de izquierda de la región han respondido a todas las demandas del movimiento feminista, pero los de derecha instalados luego de procesos golpistas generan una corriente abiertamente adversa para las mujeres y favorable a los fundamentalismos. Nuestras luchas por la autonomía de las mujeres, por la paridad, por la igualdad racial, por los derechos sexuales y reproductivos, por el acceso al aborto legal, por los derechos de la población LGTBI, de las trabajadoras domésticas, de las mujeres rurales, de las mujeres indígenas, de todas las mujeres, requieren de estados y de gobiernos democráticos. Son luchas por la ampliación de derechos como condición imprescindible de la democracia.
  1. Expresamos nuestro rechazo hacia la corrupción que corroe los gobiernos, impide las políticas favorables a la ciudadanía y alimenta el autoritarismo y la impunidad. Pero en el centro de los acontecimientos en Brasil no está la lucha contra la corrupción, sino que se la utiliza apenas como artificio para conseguir apoyo popular. En los próximos días se decidirá sobre un juicio político impulsado por actores corruptos hacia una presidenta sobre la que no pesa ninguna acusación de corrupción.
  1. Ratificamos nuestra solidaridad con la ciudadanía democrática de Brasil, en especial con las mujeres y con el movimiento feminista, ante este difícil tiempo político. Estamos presentes desde nuestros países y seguimos atentas la evolución de los hechos, junto con nuestras compañeras de la AMB – Articulação de Mulheres Brasileiras, de SOS CORPO – Instituto Feminista para a Democracia, de CFEMEA – Centro Feminista de Estudos e Assessoria y de REDEH – Rede de Desenvolvimento Humano. Lo que pasa en Brasil nos pasa a todas y, como siempre, continuamos en la resistencia, en las luchas y en la construcción de un mundo sin violencias, sin golpes y con todos los derechos.

¡Nuestras bocas, fundamentales contra el golpe!

Articulación Feminista Marcosur (AFM), 14 de abril de 2016