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Sintya Valdez Ayala

El domingo, de 10 a 11 horas, en la Sala de Audiovisuales “Centro Feminista Paraguayo (1920)” en el marco del 6to. Encuentro Feminista del Paraguay, está prevista la proyección de un documental con el nombre de Tekoporâ y una discusión posterior sobre los usos anticonceptivos y abortivos de las plantas medicinales en las mujeres indígenas. Desde Paraguay,  Sintya Carolina Valdez Ayala es la joven socióloga que lleva adelante esta película junto a su directora Lina Gaitán,  integrante del Colectivo Féminas Festivas de Colombia.

Sintya, nacida en el departamento de Guairá – hija de padres campesinos: Sebastiana y Celino- es actualmente investigadora en formación del Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) y estudiante de una maestría en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Flacso/Py. En esta nota del Informativo Mujer, nos hace un adelanto del encuentro previsto para el domingo:

-¿De qué se trata el documental Tekoporâ?

-“Tekoporâ” se trata del Buen Vivir desde la cosmovisión de los pueblos indígenas. Esta cosmovisión nos enseña que todo vive, que la naturaleza vive al igual que los seres humanos; por tanto todos son igualmente importantes; que tanto la biodiversidad como el agua son importantes. De esta concepción de vida emerge el respeto y el cuidado a todo, y así se da una relación armónica e interdependiente entre la naturaleza y la comunidad misma a la cual se integra. La comunidad entendida no solamente como la unidad y estructura social, sino como una unidad y una estructura de vida misma. Es por esto que el deterioro de cualquier parte de esta comunidad daña la cohesión comunitaria y altera el vivir bien de estos pueblos originarios.

Este modo de vivir es quebrantado, lo ha sido históricamente, desde la época de las colonias y actualmente se agudiza y no encaja en este sistema capitalista; este sistema no comparte esta cosmovisión de convivencia armónica y de respeto, sino más bien, contradice a la misma por las prácticas de explotación-opresión-extracción de todo lo que para los nativos merecen respeto y cuidado. Al igual que otros países de América Latina, el Paraguay es un país periférico, agroexportador, cuyo principal rubro es el agronegocio de la soja transgénica y la ganadería. Este modelo de producción requiere de grandes extensiones de tierra, eso explica que nuestro país cuente con el índice de concentración de tierras más alto en toda América Latina; de esta concentración y tenencia desigual de la tierra, son víctimas directas la población campesina e indígena que son despojados de sus territorios.

En el marco de esta problemática el documental enfoca sobre la reproducción del conocimiento tradicional de dos pueblos originarios del Paraguay: Mbya Guaraní y Paî Tavyterâ; específicamente sobre los usos de plantas medicinales, por parte de las mujeres como abortivas y anticonceptivas. El método de investigación es el estudio de casos de dos comunidades, el mismo permitió construir un relato desde las voces propias de las mujeres indígenas médicas tradicionales, sobre los usos anticonceptivos y abortivos de las plantas para regular los nacimientos y el disfrute pleno de la sexualidad; además se aborda la problemática de la concentración de la tierra y la manera en que ésta dificulta la reproducción de estos saberes tradicionales.

-¿Cómo es que surge el interés por recuperar el conocimiento tradicional de las mujeres en cuanto a anticonceptivos naturales?

-Justamente una de las particularidades del método cualitativo es que permite investigar a partir de los intereses particulares del investigador/a. En lo que respecta a mi caso particular; como soy hija de una mujer campesina, que es madre de 12 hijos y que sobrevivió a 15 embarazos, dentro una investigación financiada por el CONACYT, me cupo formar parte de un equipo de investigadores y trabajar con 10 comunidades indígenas, en esta primera experiencia mía de aproximación a estas comunidades, me llamó bastante la atención que las mujeres indígenas no alcanzaban la cantidad tan numerosa de hijos en  comparación con las mujeres campesinas; siendo que compartían casi las mismas condiciones de pobreza y todo lo que eso conlleva, en lo que respecta a este aspecto; la falta de acceso a puestos de salud, y a métodos anticonceptivos, por ejemplo.

La investigación da cuenta de que la diferencia está en el dominio de la etnobotánica de las mujeres indígenas y en la conservación de ese conocimiento tradicional invalorable que le permite a estas mujeres tener el control pleno sobre sus cuerpos, tanto para el disfrute de sus prácticas sexuales, sin que esto precisamente esté asociado a la reproducción. Además el uso de los anticonceptivos naturales, les brinda autonomía, en el sentido de que por un lado, no tiene valor monetario alguno, sino simplemente se trata de colectar y realizar ellas mismas los preparados anticonceptivos, abortivos y usarlos. Resulta importante mencionar que estas plantas medicinales, desde la percepción de las mujeres entrevistadas, no tienen efectos secundarios, como lo tienen la medicina farmacéutica.

-¿En el documental también se habla de aborto?

-Si, para estas mujeres indígenas es una práctica natural y necesaria. Natural en el sentido de que para las mismas es importante la plenitud, el sentirse bien, que el cuerpo esté sano. Esa necesidad se da en el marco de la pobreza que aqueja a los nativos en general y doblemente a las mujeres en particular, que muchas veces, en decir de las mismas, no alcanzan si quiera alimentarse bien, y se preguntan cómo por ejemplo amantarían al niño; se plantean que no tiene sentido alguno dar a luz en esas condiciones de pobreza. También les preguntamos a estas mujeres sus percepciones sobre la penalización del aborto, las mismas plantearon sus posturas al respecto, la respuesta se tiene en el documental en cuestión.

-¿Existió un proceso de validación del documental?

-Una oportunidad y ventaja que tengo es que como investigadora en formación del CERI, formo parte de un grupo de investigadores con pensamiento crítico y con mucha trayectoria de trabajo con el sector campesino e indígena; y rescato una práctica de la investigación que consiste en devolver el trabajo a las comunidades con las cuales se trabajó. La propuesta de validación surgió dentro de otro proyecto financiado por el CONACYT, oportunidad que aproveché para validar el documental; esto consistió en un encuentro, primeramente con las mujeres médicas tradicionales entrevistadas, donde proyectamos el documental en un televisor. Al finalizar preguntamos a las mujeres qué les parecía el trabajo y si estaban de acuerdo con su difusión. La validación concluyó con éxito, fue una experiencia muy satisfactoria el hecho de ver cómo les gustaba mirarse a ellas mismas desde la pantalla, ese momento se compartió con risas y comentarios alegres, una vez que las mujeres aceptaron tal divulgación, socializamos el documental con los demás participantes de la actividad. Vale decir que el trabajo inició con el consentimiento de los informantes clave, al igual que los resultados.

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-¿Qué es lo que se busca con el documental?

-Por una parte rescatar y valorar el conocimiento tradicional de estos pueblos indígenas en cuanto al dominio de la etnobotánica y dejar en evidencia cómo la tenencia desigual de la tierra afecta hasta el aspecto íntimo de las vidas estas mujeres, por las dificultades para seguir reproduciendo estas prácticas ancestrales.

-¿Cuál es la importancia política de conocer los usos tradicionales de las plantas medicinales en tiempos donde la ciencia puede decir exactamente la cantidad necesaria que supuestamente deberíamos de consumir de cada cosa para cada enfermedad?

-Es obvio que el conocimiento científico, occidental, por la influencia del positivismo no da cabida y subestima otros saberes distintos al mismo. Convengamos que el conocimiento científico no resuelve los grandes males de la humanidad; particularmente considero que el conocimiento científico tiene mucho por rescatar del conocimiento tradicional en su aspecto integral, por ser este último compatible con la vida misma.

En cuanto al aspecto específico del conocimiento tradicional sobre los usos medicinales de especies botánicas, las grandes corporaciones farmacéuticas en muchos casos se apropiaron indebidamente del conocimiento de los pueblos originarios sobre la etnobotánica, numerosos son los estudios que dan cuenta del legado de estos pueblos en la domesticación y clasificación de las especies como usos medicinales. La importancia política radicaría en el reconocimiento y participación justa y equitativa a estos pueblos cuando estas corporaciones estén lucrando con sus conocimientos y con sus especies vegetales. Existen diversos convenios internacionales, leyes, tratados que alardean sobre el respeto a los pueblos originarios, al reconocimiento y participación justa y equitativa sobre sus saberes tradicionales, pero que no se aplican en la realidad. Dejar constancia de que estos conocimientos tradicionales, que por su naturaleza fueron trasmitidos de generación a generación desde tiempos inmemoriales son propios de estos pueblos, así como también lo son sus territorios. Actualmente, los pueblos originarios están siendo despojados, no solamente de sus tierras por parte de los empresarios del agro, sino además de sus saberes tradicionales sobre las propiedades y usos medicinales de plantas por parte de las corporaciones farmacéuticas, dentro de una lógica de patentes de “invención”. No se puede comparar la medicina moderna con la medicina tradicional; porque la medicina tradicional es integral, en el sentido de que encara comunitariamente, combinando las especies medicinales con los rituales espirituales las enfermedades, no así la medicina moderna.

-Hay quienes sostienen que las plantas medicinales tienen sus riesgos. ¿El documental recoge esto también?

-El extraordinario manejo de estos pueblos sobre la etnobotánica y sus aplicaciones durante el tiempo, les permitió clasificar las especies vegetales, esta clasificación incluye el conocimiento sobre las propiedades farmacológicas y tóxicas de las plantas. El documental deja en evidencia, mostrando sobre el dominio de las mujeres médicas tradicionales, desde el hábitat de las plantas, hasta los detalles de los procedimientos de los preparados y usos, en este caso de anticonceptivos y abortivos de las plantas.

– ¿Por qué es importante compartir en un espacio como el Encuentro Feminista?

-Porque vivimos en una sociedad desigual, me refiero a la desigualdad tanto social como de género; la desigualdad social da cuenta de que ni entre las mujeres mismas somos iguales, considero que las mujeres que tienen voces, participación política y que se encuentran mínimamente posicionadas dentro de este sistema, no representan el caso de todas las mujeres, esto no significa que no valore positivamente las luchas y conquistas de las mismas, el punto es que este sistema capitalista es excluyente y no todas caben en él. Es por eso que en el documental se construyó un relato desde las voces de mujeres indígenas que sufren múltiples opresiones; la opresión de clase, de género y de “raza”. Considero importante dar voz e instalar la realidad de estas mujeres silenciadas e iluminar sobre la resistencia de las mismas a los diferentes mecanismos de opresión, por un lado la resistencia a la expulsión y despojo de sus tierras y la pérdida de la biodiversidad que eso conlleva, esa pérdida a su vez dificulta la reproducción de sus saberes tradicionales; por otro lado la resistencia a la evangelización misma instalada desde la época colonial, que prohibía las prácticas anticonceptivas y castigaba las abortivas; así también la resistencia a la discriminación por ser indígenas.