Trabajo remunerado de las mujeres desde un enfoque de género

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  • Autoría: Verónica Serafini
  • Editorial: Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya, CADEP
  • Año: 2017
  • Lugar de Publicación: Asunción-Paraguay
  • Tipo de material: Documento de trabajo
  • Colección: Nota de política- Enero del 2018
  • Temas: Criadazgo, Discriminación, Género, Trabajo doméstico, Trabajo doméstico remunerado

 

La valoración de la situación laboral, teniendo en perspectiva el bienestar de las personas, requiere el uso y análisis de categorías y conceptos que van más allá de los utilizados por la economía orto-doxa. La mirada puesta en el trabajo como un factor de producción –junto con el capital y la tierra- encuadran su definición en aquellas actividades “productivas” susceptibles de ser monetizadas e inter-cambiadas en el mercado. Esta delimitación excluye del análisis otras actividades que se mantienen por fuera del mercado, pero con importantes efectos económicos como el trabajo doméstico no remunerado o el traba-jo de cuidado. Ambas actividades son necesarias para garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo y la sostenibilidad de la vida. Sin embargo, se invisibilizan y se les despoja de valor económico cuando son realizadas gratuitamente en los hogares, no así cuan-do se las adquiere en el mercado.La preparación de comida, el lavado y planchado de ropa, el cui-dado de niños/as o personas con algún tipo de discapacidad o en-fermedad no son actividades “productivas” cuando las realiza una persona en la casa que tiene un vínculo afectivo. Si estas activida-des se adquieren en el mercado, entonces tienen un precio y son contabilizadas y valorizadas.La sociedad ha otorgado a las mujeres la responsabilidad casi ex-clusiva de la ejecución de estas tareas. La división sexual del tra-bajo asignó al hombre el rol de “proveedor” y de “cuidadora” a las mujeres. Así, por un lado hay una sobrevaloración del trabajo “pro-ductivo” y por otro, una desvalorización del trabajo “reproductivo”. Sin embargo, la evidencia empírica muestra que las mujeres con-tribuyen de manera significativa con sus ingresos a la reducción de la pobreza y a la calidad de vida de la familia. Muestra además que los bienes y servicios que produce, sin remuneración en los hoga-res, son fundamentales para mantener el poder adquisitivo de los ingresos y el bienestar material y psicológico.

La comprensión de la dinámica del mercado laboral, especial-mente en el caso de las mujeres, es imposible sin considerar los es-trechos vínculos con el ámbito privado. Para una parte importante de las mujeres, sus responsabilidades familiares ponen límites a su oferta de trabajo, traduciéndose en inactividad y falta de autono-mía económica. Otra parte de las mujeres ingresa al mercado la-boral pero con parámetros éticos que le impiden separar estas dos esferas, a lo que el mercado responde con discriminación salarial, segregación ocupacional, precariedad laboral e incluso trabajo como familiar no remunerado. Por esta razón, el análisis del trabajo de las mujeres no puede de-jar de considerar a quienes se declaran inactivas. Es decir, a las que no ofrecen su trabajo porque ello exige considerar políticas que faciliten las oportunidades laborales para las que están fuera del mercado laboral.Los siguientes apartados analizarán la participación laboral de las mujeres y las desigualdades que presentan con los hombres y entre ellas mismas: jóvenes y adultas, urbanas y rurales. Los in-gresos son analizados en otro apartado y finalmente se presentan lineamientos de políticas destinadas a mejorar las oportunida-des económicas de las mujeres y reducir las desigualdades con los hombres y entre los diversos grupos de mujeres.Toda la información estadística presentada en este documento se refiere a personas de 18 años o más, dado que para el Código Laboral son las que están permitidas a tener ocupación plena. El trabajo infantil está prohibido, mientras que el trabajo adolescen-te (14-17 años) está protegido con normas diferentes al de las per-sonas adultas.