• 29 Nov 2015

Cuando se plantean proyectos que ley que tienen como objeto ampliar los derechos a las personas, enseguida aparecen sectores que “alertan” sobre el “atentado a la vida y a la familia” que supone que las personas tengan más derechos. Lo hacen con los clásicos argumentos de siempre, que sea lo que sea que diga el texto, es despenalizar el aborto. La víctima del momento es el proyecto de ley “Julio Fretes” contra toda forma de discriminación. Nunca deja de sorprenderme el absurdo de los argumentos. Sabiendo que quien no quiera entender, no va a entender, quiero brindar algunos argumentos al respecto.

El proyecto de ley establece como actos discriminatorios explícitamente prohibidos:

“Negar o limitar información, servicios e insumos sobre derechos reproductivos o impedir el derecho de las personas a decidir libre y responsable y e el numero y la frecuencia del nacimiento de sus hijos”.

 Según el “razonamiento” de estos grupos, esto es igual a aborto. Al respecto diré tres cosas

1. Despenalizar el aborto requiere una modificación explícita del código penal. En ningún país del mundo el aborto está totalmente despenalizado, primero porque hay conductas como el aborto forzado o contra la voluntad de la mujer, que deben ser penadas. Al mismo tiempo, en todos los pases del mundo donde el aborto esta despenalizado hay dos sistemas de despenalización: por plazos (que es sin expresión de causa hasta x cantidad de semanas, que suele ser ir como máximo de 12 a 14 semanas), y por causales (que es el que se realiza luego de esos plazos cuando existe peligro para la vida o salud de la mujer, inviabilidad fetal, cuando el embarazo es producto de violación, entre otras). Es decir, todos los proyectos de despenalización del aborto son explícitos, porque establecen algunos de los plazos y/o causales. Hay una propuesta de despenalización de aborto por plazos y causales, pero es explícita, no es una “letra chica” de nada. El “aborto libre”, tal como está en ciertas mentes, no es posible así nomas en el sistema jurídico, que tiene unas reglas y una manera de funcionar claras.

2. La redacción del artículo se basa en el artículo 61 de la Constitución Nacional, que establece:

“El estado reconoce el derecho de las personas a decidir libre y responsablemente el número y la frecuencia del nacimiento de sus hijos, así como a recibir, el coordinación con los organismos pertinentes educación, orientación científica y servicios adecuados, en la materia. Se establecerán planes especiales de salud reproductiva y salud materno infantil para la población de escasos recursos”.

Como podrán ver, la redacción del proyecto es la misma que la de la Constitución. El artículo referente a la despenalización del aborto es el artículo 4, sobre el derecho a la vida, no el artículo 61. Con la lógica que se plantea, con el artículo 61 todas podríamos “abortar libremente”, un absurdo por donde se lo mire.

3. Por si no sabias, en noviembre también se presentó otro proyecto sobre el tema, que según sus proyectistas es para “bloquear” el proyecto Julio Fretes. El texto del proyecto Abdo-Wiens-Petta-Castiglioni plantea un texto bastante similar (para no decir casi calcado), en este punto:

“Negar o limitar información, servicios e insumos referentes a la salud reproductiva y específicamente, impedir el libre ejercicio de la determinación del número y espaciamiento de los hijos e hijas”.

¿A alguien en su sano juicio le parecería que estos senadores firmarían un proyecto cuya “letra chica” sea la despenalización del aborto “libre”? A este grupo de senadores hay que celebrarles una cosa. Un año después han recapacitado y han tomado el 90% de un texto que hace un año les parecía el anticristo y lo han firmado como proyecto de ley. Así que el debate ya no es ley sí o no, es cuál es el proyecto más idóneo para reglamentar el artículo 46 de la Constitución. Que no se diga que no avanzamos.

el proy reglamentara art 46


  • 06 Nov 2015

En los últimos días se dio a conocer información sobre personas que estarían cobrando sueldos en el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), sin trabajar, lo que  se conoce como “planillear”. Estas personas, según los informes, estaban viajando mientras “asistían” a su puesto de trabajo.

Ríos de tinta podría escribirse sobre esta práctica de corrupción que debería investigarse y sancionarse en la justicia y eliminarse definitivamente de la “práctica política” paraguaya. Lo que me interesa en estas líneas es resaltar algo del discurso  que he visto y escuchado. Resulta que las mujeres que supuestamente planillean son “las putas y amantes” de alguien. O sea, ella, casi es más acusada de “amantear” y vender servicios sexuales que de quedarse con dinero público sin trabajar ¿cuál es la diferencia, por qué ellas son putas y ellos son sencillamente planilleros? ¿Qué es más grave? ¿Que ella pudiera vender servicios sexuales o que la plata sea pública? De acuerdo al discurso, pareciera que es más grave lo primero. El reproche a las mujeres es casi más de moralina sexual que de hechos punibles.

Quiero recordarle a la gente que se santigua hablando de estas “putas”, que el trabajo sexual en Paraguay es una actividad lícita. Cualquier persona adulta es libre de vender sus servicios sexuales si así lo prefiere. El asunto en este caso es que si hubiera este tipo de transacción (lo cual habría que probar), se trata del dinero que todas las personas contribuyentes de este país pagamos. A mí no me interesa lo que hagan con su cuerpo estas personas, su cuerpo es suyo. Lo que me interesa es saber qué se hace con el dinero que aportamos a través de nuestros impuestos.

El dedito acusador hacia las mujeres tiene mucho más de tufo de moralina que de acusación seria contra la corrupción, ¿por qué hay que tener una calificación diferenciada para hombres y mujeres si pudieron haber cometido el mismo hecho punible?. Esto se llama doble moral, porque mientras se “acusa” a las mujeres de ser “las putas de”, también estamos diciendo  dos cosas: que ellas son incapaces de robar por cuenta propia, lo que muestra que pensamos que son seres inferiores y por otra parte, estamos casi dejando de señalar a quien corresponde. Los lentes del machismo y la doble moral nos pueden llevar a ver las cosas fuera de dimensión y también a sacarle fuerza y seriedad a las reivindicaciones. No hace falta destilar machismo para denunciar la corrupción.