• 29 Sep 2021

En Paraguay el aborto está penalizado (con algunas excepciones casi inaplicables), pero ello no impide la interrupción voluntaria de embarazos no deseados realizada en modalidades diversas; por un lado, en sanatorios privados con todos los requerimientos médicos necesarios, y por el otro en lugares improvisados, en clínicas que no reúnen las condiciones exigidas, o realizadas por las mismas mujeres recurriendo a métodos variados para interrumpir el embarazo, incluso bajo riesgo de vida[1]. Es así que la penalización no impide los abortos[2], solo amplía las brechas de la desigualdad socioeconómica entre mujeres, las empobrecidas, con bajos niveles de instrucción, que viven en áreas populares o rurales y mujeres que han tenido mejores oportunidades de educación y acceso a empleos de mayor calidad, y por tanto a mayores recursos económicos.

Hasta hace unas décadas atrás, el aborto todavía se veía como un pecado, un mal que marca la vida de las mujeres. En los pueblos y zonas rurales es costumbre contar con leyendas de ánimas que no tienen el descanso eterno por haber perdido sus vidas en una situación de aborto, y a quienes se las llamaba “almas en pena”. Hablar de aborto era tabú en los hogares, aun cuando la historia familiar registrara alguno que otro caso relacionado a ello; lo más probable es que casi todas las que hoy militamos en el feminismo tengamos abuelas, tías, madres o amigas que no pudieron sobrevivir a un aborto.

Hoy, en la segunda década del siglo XXI el panorama ha cambiado radicalmente. Hablar de aborto trae aparejado el debate sobre el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestros proyectos de vida, a pesar de que su práctica continúa siendo penalizada. Este cambio en el abordaje del derecho a decidir en comparación a la culpa y al estigma asociados al aborto, ha sido posible mediante la lucha feminista por los derechos sexuales y los derechos reproductivos en la región, que hoy tiene como principales protagonistas a las jóvenes (¡¡y también muchos varones!!) que enarbolan la bandera de la despenalización / legalización del aborto en toda la región, y también en Paraguay[3]; es una lucha que hoy tiene gran visibilidad pero no nació ayer, sino hace ya varias décadas atrás. Hay una memoria que hay que rescatar, y aquí va un retazo de ella.

 

Voces aisladas antes de que aterrice la Campaña 28 de Septiembre en Paraguay

La Campaña 28 de Septiembre Por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe se instaló en el marco del V Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe realizado en 1990, en San Bernardo, Argentina, a propuesta de la delegación de feministas brasileñas “para rescatar el 28 de septiembre de 1888, cuando en Brasil se declaró la libertad de vientres, asegurando la libertad de todos los hijos (as) nacidos de mujeres esclavas”[4]; aunque recién nueve años después la Campaña 28S aterrizó en Paraguay, cuando la Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP), a la que se sumaron diversas redes y articulaciones, decidió formar parte de ella.[5]

Pero años antes, fue el Colectivo 25 de Noviembre (integrante de la CMP), la organización que en 1999 conmemoró por primera vez el 28 de septiembre con una pequeña acción realizada en el Panteón Nacional de los Héroes[6];  “no se pensaba en un acto masivo, pues la idea era realizar un acto sencillo como ubicarse en un lugar estratégico donde pasara gente a la hora que saliera del trabajo, encender velas y poner flores en memoria de tantas mujeres muertas por haberse practicado un aborto”[7]. Eran tiempos de mucho ostracismo para quienes osaban hablar de aborto; recuerdo que había apenas dos o tres feministas que se animaban a hablar públicamente del tema. Sin embargo, las reflexiones y debates internos se daban entre pequeños grupos feministas y se iba acrecentando la fuerza de las mujeres para posicionar en la agenda pública el problema de la penalización del aborto en el país.

El inicio del siglo XXI abrió más puertas para el abordaje público del aborto como derecho en el Paraguay. El 28 de septiembre de 2000, el Colectivo 25 de Noviembre volvió a convocar a una acción pública con un manifiesto llamado “Las mujeres no abortan solas”, que repartieron en el Palacio de Justicia de Asunción, capital del país, y los medios masivos de comunicación ocuparon páginas en la prensa y tiempo en radio y televisión para informar sobre la conmemoración de la fecha; se empezaba a hablar más abiertamente del aborto:

“De a poco el Paraguay se va desperezando de esa especie de modorra que le suele atacar cuando se trata de abordar temas espinosos, de ésos que sin lugar a dudas convocarán al desentendimiento, el conflicto y la ‘desunión de la familia paraguaya’. Más allá de estas viejas fórmulas de una acartonada identidad nacional que tiene como referente principal a una supuesta uniformidad de pensamiento y de propósitos, surgen notas que primero suenan discordantes, pero que en un proceso casi imperceptible van cambiando lentamente la melodía.

Algo así parece que empieza a suceder con el tema del aborto y su despenalización, un asunto que hace una década podíamos señalar como un tema nunca antes debatido, recibido como tabú en las más diversas instancias de la sociedad y hasta hoy en día al menos considerado como demanda de varios sectores de mujeres y feministas […][8].

El año 2001, después de la participación de mujeres paraguayas en el encuentro “Aborto en América Latina y el Caribe. Derechos de las mujeres frente a la coyuntura mundial”, que se realizó en Río de Janeiro y donde fueron invitadas a formar parte de la Campaña 28 de Septiembre, la CMP asumió la coordinación del punto focal de la Campaña y a partir de ese momento se trabajó en posicionar el aborto en la agenda pública, contando para ello con “una estrategia de incidencia en medios de comunicación, con resultados positivos, además de un taller interno sobre las implicaciones médicas y legales del aborto en Paraguay”[9]

En 2004 se preparó una semana de actividades por la despenalización del aborto, mostrando así un rotundo avance en la visibilización del problema, bajo el lema “Por la vida de las mujeres, hablemos de aborto”. En ese marco se instalaron numerosos espacios para hablar, reflexionar y debatir desde una perspectiva de derechos. Las denominaciones de los distintos paneles y debates realizados mostraban las ganas de hacer crecer la Campaña y poder llegar a sensibilizar a distintos grupos de personas y en distintos ámbitos de la sociedad: “Hasta dónde lo legal es justo?”; “Aborto, penalización y medios de comunicación”; “Aborto: una realidad, rompamos el silencio”; “Aborto: aspectos médico-legales”; “La penalización del aborto: un problema para las mujeres, para la salud pública y para la sociedad paraguaya”, buscando romper con esa historia de silencios, discriminaciones y desigualdades.

 

Del pañuelo fucsia al pañuelo verde: hacia una identidad feminista regional

En 2010, en el marco del Foro Social de las Américas (FSA) realizado en agosto en Asunción del Paraguay, la Campaña 28 de Septiembre marcó un hito en la lucha por la despenalización del aborto al incluir en la Agenda del FSA varias acciones colectivas referidas al tema y con participación de mujeres de diversos sectores –especialmente campesinas, quienes hasta entonces, tenían miedo de hablar públicamente del tema–; y para identificar nuestra lucha decidimos usar el pañuelo fucsia[10] (el verde todavía no era un símbolo feminista aglutinador como lo es ahora). Con la inscripción “Aborto legal ya por la vida de las mujeres”, el pañuelo fucsia pasó a formar parte de nuestro atuendo feminista en el FSA. Sin embargo, su uso no fue continuo y no se pudo mantener como símbolo de la lucha por la despenalización del aborto en Paraguay.

La identidad se construye colectivamente y eso es lo que pasó con el pañuelo verde, que se constituyó en un símbolo feminista en toda la región latinoamericana en los últimos años, coincidentemente con las grandes movilizaciones feministas en más de 140 ciudades del mundo entero el 8 de marzo de 2017.  Es así que en Paraguay, la Campaña 28 de Septiembre también se tiñó de verde y se van sumando las voces, pero con un lema propio: “Che rete, che mba’e” (“mi cuerpo es mío”, en idioma guaraní). Transcurrieron veinte años para que el aborto deje de ser tabú y esté entre las primeras demandas de la agenda feminista. ¡Ahora vamos por la ley para despenalizarlo!

 


*Este artículo se escribió en junio de 2021 para ser publicado en la Revista Retazos, Memorias Feministas, elaborado por el Grupo de Trabajo CLACSO, Memorias y feminismos.

[1] El aborto es la segunda causa de mortalidad de mujeres en Paraguay, y sería la primera si se agruparan bajo él otras causas, como la septicemia y hemorragias que, muchas veces son consecuencia de abortos realizado en malas condiciones.

[2] En 1997 se modificó el Código Penal que estaba vigente desde 1914, pero no incluyó ningún cambio en el artículo sobre aborto; en el contexto del estudio de modificaciones de dicho cuerpo legal, una de las principales activistas por el derecho al aborto en Paraguay decía:  “Todo el mundo sabe que la legislación penalizadora no es más que la cruel hipocresía de una sociedad que manda a prisión a sus integrantes más indefensos, ya que no irán a la cárcel personas pudientes que pueden lograr un aborto en condiciones seguras y sin que nadie se entere. Tenemos una ley que acalla conciencias cristianas que pocas veces se preocupan de proteger a jóvenes discriminadas por ser madres solteras” (Soto, Clyde 1996 “A pasos de una nueva ley penal” en Informativo Mujer.  Asunción, Año 8, núm 94, setiembre 1996).

[3] En junio de 2019, estando en Buenos Aires para otra actividad, tuve la oportunidad de estar ese día histórico en que las plazas aledañas al Congreso se tiñeron de verde y quedé sorprendida al ver que una gran parte de las manifestantes eran adolescentes y jóvenes. A pesar del mal tiempo y el frío tenaz estuvieron más de 24 horas reclamando la aprobación de la ley de despenalización del aborto con cánticos, pintatas, discursos y por supuesto, con el pañuelo verde como parte de su vestimenta. Fue una gran manifestación feminista por el derecho a decidir, a pesar de que ese día no se logró la aprobación de la ley.

[4] Presentación de la Campaña en https://www.facebook.com/groups/134032276622277/about

[5] Actualmente integran el Punto Focal Paraguay de  la Campaña 28 de Septiembre numerosas organizaciones de mujeres de distintos sectores (campesinos, populares, urbanos, estudiantiles, indígenas).

[6] El Panteón de los Héroes es un lugar emblemático para las expresiones sociales y ciudadanas en Paraguay. Allí se concentra la gente para celebrar el triunfo de la albirroja (por ejemplo, el equipo de fútbol) o cuando la ciudadanía se manifiesta contra el gobierno, o cuando se celebra grandes acontecimientos, como la caída del dictador Alfredo Stroessner (1989). También es el lugar donde las feministas nos hemos expresado en distintas manifestaciones. Es sin dudas, un lugar de memorias, como lo conceptualizó Pierre Nora al referirse al “conjunto de lugares donde se ancla, condensa, cristaliza, refugia y expresa la memoria colectiva” (Citado por Eugenia Allier Montaño en “Los lieux de mémorie: una respuesta historiográfica para el análisis de la memoria” 2008 Historia y Grafía, núm. 31, 2008 pp. 165 – 192. Disponible en https://www.redalyc.org/pdf/589/58922941007.pdf

[7] Román, María Liz 1999 “Por la despenalización del aborto” en Informativo Mujer.  Asunción, núm. 127, setiembre 1999).

[8] Soto, Clyde 2000, “Sociedades abortivas” en Informativo Mujer.  Asunción. Año 12, núm. 139, setiembre 2000.

[9] Thiede Arias, Carolina 2004 “De frente por la despenalización” en en Informativo Mujer.  Asunción. Año 16, núm. 171, setiembre/octubre 2004.

[10]Karina Felitti y María del Rosario Ramírez Morales nos cuentan el origen de los pañuelos verdes: “Este símbolo, heredero del pañuelo blanco que distingue a las Madres de Plaza de Mayo, esas mujeres que en abril de 1977 se organizaron para reclamar información sobre el paradero de sus hijos e hijas detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado en Argentina, fue propuesto por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito -en adelante, ‘la Campaña’- que fue lanzada el 28 de mayo de 2005”. En: “Pañuelos verdes por el aborto legal: historia, significados y circulaciones en Argentina y México”. Realidades socioculturales, Vol3 núm.5, 2020. https://encartes.mx/felitti-ramirez-panuelos-verdes-aborto-argentina-mexico/