• 17 May 2015

Mirta Moragas Mereles[i] // Mirta Moragas17-05-2015

Introducción

La Comisión Nacional para el estudio de la Reforma del Sistema Penal (en adelante, la Comisión de Reforma), está estudiando posibles modificaciones al artículo 109 del Código Penal que tipifica el aborto (ley 3440/08). A partir de esto, la Comisión de Reforma ha solicitado una serie de opiniones a instituciones públicas y privadas. Entre estas respuestas, se encuentran la de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y la de la Universidad del Norte[ii]. Por su parte, el diputado Eber Ovelar ha manifestado que no se puede estudiar legislativamente la despenalización del aborto “por una clara obstaculización constitucional”[iii]. Resulta preocupante que dos universidades y una persona que se supone conocedora del derecho, formulen afirmaciones que no tienen – desde nuestro punto de vista– sustento jurídico.

El objetivo de este documento es aportar elementos para analizar las implicancias jurídicas de la expresión “en general, desde la concepción”, que está plasmada en el artículo 4 de la Constitución. Para ello recurriremos a las fuentes del debate generado durante la Convención Nacional Constituyente, así como al debate social y la interpretación que de la misma formulación se ha hecho dentro del sistema interamericano de protección de derechos humanos.

  1. El debate en la Asamblea Nacional Constituyente

El artículo 4 de la Constitución, establece: “El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Se garantiza su protección, en general, desde la concepción. (…)”.

Recurriendo al diario de sesiones de la Constituyente, se puede ver que al agregar la cláusula “en general”, se adoptó la fórmula de la Convención Americana de Derechos Humanos (o Pacto de San José de Costa Rica), que el Estado paraguayo había ratificado por ley 1/89.

Se observó, en una de las resalvas efectuadas, que este texto está bastante parecido al texto del Pacto de San José de Costa Rica, el cual Paraguay suscribió también. Pero allí se agrega la frase en general. De modo que ese término en general fue omitido aquí, pero en su oportunidad se recordó que podría estar incluido, porque si estamos suscriptos ya a un convenio que establece un principio más general, sería bastante poco práctico que la Constitución, que tiene un rango jerárquico superior, restrinja todavía más la amplitud del principio (intervención del Ciudadano Convencional Gustavo Laterza, Diario de Sesiones de la Comisión Redactora, nº 7, 9 de marzo de 1992).

En el primer punto, coincido plenamente de asimilar en el marco de la Constitución Nacional la fórmula del Artículo 4° del Pacto de San José de Costa Rica, porque es una fórmula inteligente que realmente va a permitir que los extremos, que todos sabemos pueden suceder en la convivencia humana, pueden ser reglamentados sabiamente por la ley, sin perder el principio que muy bien enunció el Prof. Luis Alfonso Resck; creo que es la fórmula más inteligente, por algo han coincidido los mejores juristas, posiblemente de América, en esa fórmula en el Artículo 4° del Pacto de San José.

Porque sería muy peligroso, realmente, asimilar en nuestro marco constitucional la fórmula, disculpe que lo vuelva a mencionar al Prof. Resck, porque evitaría que una sabia legislación pueda tener en cuenta situaciones médicas, clínicas e incluso situaciones del caso penal, que realmente tenemos nosotros que abrir las puertas en un marco constitucional. Creo que es la decisión más sabia y más prudente, ese texto y me adhiero personalmente, o sea, sugeriría al Dr. Celso Castillo que se modifique el primer párrafo del artículo propuesto con la fórmula: en general, desde la concepción.   Porque realmente va a ser la solución más sabia e inteligente. (Intervención del Ciudadano Convencional Bernardino Cano Radil, Diario de Sesiones de la Comisión Redactora, nº 7, 9 de marzo de 1992).

Por otra parte, algunas argumentaciones manifestaban la necesidad de abrir el debate social en torno al tema y considerar, especialmente, situaciones concretas de la realidad.

(…) Creo que todos estamos a favor de la defensa de la vida, porque es el primer derecho fundamental sin el cual no pueden existir ningún otro derecho; eso es claro y categórico. Ahora, tenemos que legislar también de acuerdo, y si en algo hemos padecido en este país la hipocresía, y sobre todo el hacer constituciones semánticas, constituciones que implican no adecuarnos a la realidad, no adecuar la ley a la realidad, sino hacer un disfraz de Constitución, que en este mismo momento tal vez se esté violando; y nosotros felices y contentos redactando lo que nunca va a conseguir su objetivo; evitando mis convicciones personales sobre el derecho a la vida desde el momento de la concepción o no. Mi criterio, desde el punto de vista técnico, es una disposición discriminatoria, principalmente en contra de la mujer; es una disposición discriminatoria porque la única que puede resolver en ese instante y normalmente en situaciones muy diversas es la mujer;(…) Además, hay un estudio serio sobre los abortos clandestinos que involucra a una alta tasa de mortalidad, y además con prohibir y con evitar la posibilidad de una legislación adecuada que sea producto de un moderado debate en el Poder Legislativo a través de la ley, creo que se puede llegar a conciliar las posiciones extremas en los abortistas y los antiabortistas sin excepción alguna. Sabemos que no hay ningún derecho absoluto, y sabemos que la verdad no está en los extremos (…) entonces me adscribo a [la inclusión de la fórmula “en general”], y principalmente por dos razones (sic): 1) Por sincerarnos nosotros mismos en la sociedad paraguaya; 2) Por hacer una legislación conforme con la realidad; 3) y sin que implique orden de importancia alguna, es una ley que perjudica y discrimina injustamente a la mujer. (Intervención del Ciudadano Convencional Eusebio Ramón Ayala, Diario de Sesiones de la Comisión Redactora, sesión nº 7, 9 de marzo de 1992).
(…) Pero hay casos en que no podemos abrogarnos nosotros el derecho de legislar sobre casos de conciencia de las demás personas. Hay cosas que quedan libradas exclusivamente, y debe ser así, a la conciencia individual que ninguna Ley puede imponer una forma de pensar en su fuero interior a los demás humanos.

(…) ¿Podemos nosotros por ley obligar a la conciencia de esa persona que se permita desarrollar en su interior el fruto de una violencia que si no puede superar, que muchas veces pueden hacerlo otras personas pero no la totalidad y nosotros debemos legislar para la totalidad? La va a frustrar para toda la vida, porque va a sentir en su interior el producto de la violencia en la que cual fue sometida, y esa criatura que nace en esas condiciones va a ser un factor negativo desequilibrante de la sociedad. (…) Administremos, señores, la realidad de lo que pasa en nuestro país. ¿Por qué mueren tantas personas? Se dice en la campaña “oime ña fulana memby hyguypa”, un aborto mal practicado con tijeras y otras cosas. Son realidades que pasan. ¿Por qué no creamos centros asistenciales que regulen eso y que se maneje con criterio científico? Esas son realidades que pasan en nuestro pueblo y que debemos saber administrar y no escapar a esa realidad refugiándonos en nuestros sentimientos. (…) Yo soy católico apostólico romano y profeso esa religión porque voy a misa, señores, pero exijo de mi Iglesia Católica que se adecue a los tiempos y que evolucione con los tiempos. No puede ella estancarse y desoír los reclamos de una realidad que pasa. (Ciudadano Convencional Francisco Eduardo Rodríguez. Diario de Sesiones, Sesión plenaria, nº 10, 23 de abril de 1992).

 

 

Nosotros somos Convencionales Constituyentes que, considero, debemos legislar con una absoluta imparcialidad más allá de nuestras creencias o convicciones religiosas, porque lo estamos haciendo es tan igual para aquellos creyentes como para los no creyentes. Y es muy cierto quizás que nuestra civilización y nuestra cultura estén impregnadas profundamente por la civilización cristiana, pero aun así existen muchos paraguayos que a lo mejor no profesan y no concuerdan con esa creencia. Entonces mi primer punto en el sentido de no estar de acuerdo con la supresión de la frase “en general” es desde el momento en que nosotros no podemos en beneficio de los unos legislar en detrimento, en desmedro de los otros. Y así como existan tantos católicos, es muy probable que existan también muchos no católicos a quienes también por igual se les va a aplicar esta Constitución (Ciudadano Convencional Benjamín Maciel Passotti. Diario de Sesiones, Sesión plenaria, nº 10, 23 de abril de 1992).

 

Finalmente, en la sesión plenaria nº 11, del 24 de abril de 1992, se adoptó la redacción actual por 101 votos a favor y 81 votos en contra.

  1. El debate social en torno al artículo 4

La adopción de la expresión “en general”, abrió un gran debate social y mediático sobre sus implicancias. El debate se polarizó y todas las partes manifestaron sus posiciones y sus argumentos. Lo que se señala aquí es que, tanto defensores como opositores de esta formulación, coincidían en que la mencionada expresión justamente abría el debate legislativo sobre la despenalización del aborto, contrariamente a lo que señalan las universidades y el diputado.

La Conferencia Episcopal Paraguay (CEP), junto con otras iglesias y la Universidad Católica de Asunción (UCA), iniciaron una fuerte campaña para solicitar la reconsideración del texto aprobado con el fin de eliminar la expresión “en general”. La UCA llegó a enviar cartas a convencionales que también eran docentes para “sugerirles” que debían renunciar a sus cargos por haber votado por la inclusión de esta expresión.

Este texto, como reconocen sus defensores, abre la posibilidad de la legalización del aborto, por lo menos en algunos casos[iv].

Posteriormente, fue publicada una carta abierta titulada “Carta de los obispos del Paraguay al Pueblo”, que señalaba:

Pensamos, teniendo presente la discusión que se realizó en la Asamblea Nacional Constituyente, que el artículo 4, tal como fuera aprobado, abre la puerta a futuras leyes que podrían atentar contra el fundamental derecho a la vida de toda persona humana[v].

Obviamente, cuando hablan de las leyes, se refieren a la posibilidad de despenalizar el aborto.

Quienes estaban en contra de la redacción adoptada coincidían en que esta expresión abría la posibilidad de un futuro debate legislativo sobre el tema

Cuando se dice que se defenderá la vida “en general”, el término da lugar a que pueda haber excepciones. O sea, que el aborto puede llegar a ser permitido (Dra. Julia Rivarola)[vi].

Pero ahora nos sorprendimos que la Comisión Redactora haya puesto el término “en general”, dando lugar a que pueda haber excepciones. De esta manera, se puede implementar la ley del aborto, la eutanasia. (Dra. Stella Ortiz de Zarza)[vii].

En primer término quedó muy claro que al consagrar la ya famosa frase “en general”, jurídicamente hablando, significa que podrá haber una excepción al derecho a la vida, que desde la concepción deben tener todos los seres humanos. Los que opinan lo contrario son sencilla y llanamente unos incautos e ingenuos, para pensar lo mejor (Arsenio Ocampos)[viii].

La redacción deja un atajo para una eventual positivación jurídica (Nicanor Duarte Frutos, Subsecretario de Culto)[ix].

Consideramos que el mismo posibilita que en el futuro el aborto sea legalizado (Coordinadora de Iglesias Cristianas)[x].

Los constituyentes han dado su aprobación a un artículo que, aunque manifiesta el propósito de consagrar el derecho a la vida, lo hace con una ambigüedad a todas luces deliberada, para permitir en el futuro una legislación favorable al aborto (Conferencia Episcopal del Paraguay)[xi].

En este sentido, queda claro que todas las partes coincidían que la redacción adoptada no es un obstáculo para un debate legislativo sobre la despenalización del aborto, contrariamente a lo que se ha señalado recientemente.

  1. Interpretaciones de la cláusula “en general” en el sistema interamericano de derechos humanos

Tal como se ha señalado precedentemente, la redacción del artículo 4 adopta la misma cláusula que la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH).

Baby boy vs. Estados Unidos (1981)

Uno de los primeros antecedentes de interpretación del derecho a la vida en la CADH ocurrió en el año 1981, en el caso conocido como “Baby boy vs. Estados Unidos”[xii]. En este caso, la organización Catholics for Christian Political Action interpuso una petición ante la CIDH por el procesamiento de un médico que había practicado un aborto a una chica de 17 años. En primera instancia, el médico había sido condenado por homicidio no premeditado y posteriormente absuelto, en grado de apelación.

Los peticionantes afirmaron que hubo una violación del artículo 4, interpretando que el derecho a la vida inicia en el momento de la concepción. La CIDH concluyó que esta interpretación era incorrecta

A la luz de los antecedentes expuestos, queda en claro que la interpretación que adjudican los peticionarios de la definición del derecho a la vida formulada por la Convención Americana es incorrecta. La adición de la frase “en general, desde el momento de la concepción” no significa que quienes formularon la Convención tuviesen la intención de modificar el concepto de derecho a la vida que prevaleció en Bogotá, cuando aprobaron la Declaración Americana. Las implicaciones jurídicas de la cláusula “en general, desde el momento de la concepción” son substancialmente diferentes de las de la cláusula más corta “desde el momento de la concepción”, que aparece repetida muchas veces en el documento de los peticionarios (Resolución nº 23/81, párrafo 30).

Artavia Murillo y otros (Fecundación in vitro) vs. Costa Rica (2012).

Este caso se relaciona con los efectos de la sentencia emitida por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Costa Rica el 15 de marzo de 2000, mediante la cual se prohibió la fecundación in vitro (FIV), por considerarse que se violaba el derecho a la vida, que se consideró un derecho absoluto, dando a los óvulos fecundados el status de persona. Es así que uno de los temas abordados por la Corte IDH ha sido la interpretación del artículo 4.1 de la CADH. Sobre el particular

La Corte ha utilizado los diversos métodos de interpretación, los cuales han  llevado a resultados coincidentes en el sentido de que el embrión no puede ser  entendido como persona para efectos del artículo 4.1 de la Convención  Americana. Asimismo, luego de un análisis de las bases científicas disponibles,  la Corte concluyó que la “concepción” en el sentido del artículo 4.1 tiene  lugar desde el momento en que el embrión se implanta en el útero, razón por la  cual antes de este evento no habría lugar a la aplicación del artículo 4 de la  Convención. Además, es posible concluir de las palabras “en general” que la  protección del derecho a la vida con arreglo a dicha disposición no es  absoluta, sino es gradual e incremental según su desarrollo, debido a que no  constituye un deber absoluto e incondicional, sino que implica entender la  procedencia de excepciones a la regla general[xiii].

En síntesis, el órgano de interpretación de la CADH, sobre el artículo 4, cuyo texto es idéntico al artículo 4 de la CN, ha concluido que la protección del derecho a la vida no es absoluta y permite la introducción de excepciones, como podría ser la despenalización del aborto bajo ciertos supuestos.

Concluyendo

Repasando los antecedentes de debate constitucional, del debate social de la época y de diversas interpretaciones a la expresión “en general”, se puede concluir que se encuentra abierta la posibilidad constitucional para que en Paraguay se debata una legislación menos restrictiva para la interrupción voluntaria del embarazo.

Ante los diversos casos que la realidad presenta y las altas tasas de muerte de mujeres por causas del embarazo, parto y puerperio, el debate sobre la despenalización no sólo es constitucionalmente posible, sino que es necesario. No hacerlo significa seguir exponiendo a la muerte a miles de niñas, adolescentes y mujeres paraguayas.


[i] Abogada. Activista feminista y de derechos humanos. La autora agradece la colaboración del Centro de Documentación y Estudios para la elaboración de este documento. En particular, agradece la colaboración de Ofelia Martínez en la búsqueda de archivos de prensa.

[ii] “Universidades alegan inconstitucionalidad del aborto y la eutanasia”. Diario Última Hora, 5 de abril de 2015 [disponible en línea] http://m.ultimahora.com/universidades-alegan-inconstitucionalidad-aborto-y-eutanasia-n885373.html [consultado el 15 de abril de 2015].

[iii] Diputado Eber Ovelar: “El Ministerio de la Mujer fue la que ya tomó postura por la despenalización del aborto”. Revista Zeta, 4 de abril de 2015 [disponible en línea] http://revistazeta.com.py/articulos/leer/158-diputado-eber-ovelar—el-ministerio-de-la-mujer-fue-la-que-ya-tomo-postura-por-la-despenalizacion-del-aborto.html [consultado el 15 de abril de 2015].

[iv] Carta de la UNA a docentes , firmado por el Pbro. Dr. Juan Oscar Usher, Rector de la UCA, 13 de mayo de 1992.

[v] “Carta de los obispos del Paraguay al Pueblo” Diario Hoy, 27 de mayo de 1992.

[vi] “Aborto es incoherente, según el punto de vista médico”. Diario ABC Color, 22 de marzo de 1992, página 37.

[vii] “Aspiran a defensa de la vida desde la concepción”. Diario ABC Color, 29 de marzo de 1992, página 36.

[viii] “En general el aborto, o el aborto en general”. Diario Hoy, 2 de mayo de 1992. Página 4.

[ix] “La constitución no apuesta por la vida”. Diario Hoy, 2 de mayo de 1992. Página 25.

[x] “Quieren revisión de la norma”. Diario Noticias, Suplemento Especial, 9 de mayo de 1992. Página 4.

[xi] “CEP afirma que hay vía libre al aborto”. Diario Noticias, 10 de mayo de 1992. Página 4.

[xii] Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Resolución nº 23/81, caso nº 2141 [disponible en línea] https://www.cidh.oas.org/annualrep/80.81sp/EstadosUnidos2141.htm [consultado el 10 de mayo de 2015].

[xiii] Corte IDH. Caso Artavia Murillo y otros (“fecundación in vitro”) vs. Costa Rica. Sentencia de 28 de noviembre de 2012 (Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas). Párrafo 264.


  • 02 Oct 2009

María López // En realidad no tenía muchas ganas de escribir un artículo sobre aborto, pero dos grupos de mujeres, no muy diferentes me hicieron cambiar de opinión. Y debido a los dos encuentros con estos grupos de mujeres, el título. Quiero que sea este lugar, este país, estas mujeres pero con un sistema judicial que no criminalice el aborto, si no que lo despenalice y lo legalice. Quiero que éstas mujeres y muchas otras sean atendidas con respeto y calidad en los centro asistenciales y si deciden hacerse un aborto, que no sea motivo para llamar ni al cura, ni al policía ni a al fiscal. Ni que ellas sientan ni crean que es un pecado mortal.

Quiero además un sistema de salud que dé información sobre salud sexual y reproductiva, sin que eso implique que tengan que comprarlo fuera del hospital ni que tengan que ir a comprar a la casa de la enfermera.

Quiero que estas mujeres y que las mujeres de sus comunidades y que muchas otras mujeres sigan vivas para seguir luchando por una vida mejor, por una vida digna, por educación, por más salud. Por que no puedo comprender un mundo sin las mujeres que conocí, sin las mujeres que ayudan a otras mujeres. Sería menos comprensible si sus ausencias se deben a abortos mal hechos o por que simplemente decidieron sobre sus vidas.

Quiero que estas mujeres sigan en sus luchas, sigan aportando lo suyo para construir ese camino hacia un país mejor.

La idea de este artículo es plasmar lo que fui escuchando/viviendo durante estos días, compartiendo con mujeres tan diferentes e iguales a mí. También lo que escribiré es lo que siempre compartimos con otras compañeras (y también compañeros) en los distintos espacios en los que estamos.

Lo primero que se me pasa por la cabeza al recordar los encuentros, es que cada mujer por lo menos conoce o vivió una experiencia de aborto. No es que las mujeres desalmadas son las únicas que abortan. En ese caso todas las mujeres somos desalmadas y malditas, y digo esto porque me quedé “shockeada” con cada caso aborto que escuché, similares y distintos a la vez. Luego reaccioné y pensé que no era tan descabellado, que era la realidad. Yo misma conozco historias de muchas mujeres que acudían a cierta persona para solucionar sus problemas. Y al escribir este artículo, caigo del catre y entiendo lo que veía en mi casi-ingenua niñez, y lo reconfirmo en la mirada de mi madre. Confirmo en ella lo que esta sociedad con doble moral oculta, legitima y juzga y es que teníamos una abortera rondando la familia. Ahora entiendo por que esa señora, casi siempre, vivía rodeada de adolescentes y adultas; de mujeres como ella, como yo, como mi mamá y como muchas otras.

A esto habría que agregarle tantos casos públicos, convertidos en impunidad, injusticia y asesinato, cuyo único responsable es el Estado paraguayo, porque esta penalización se convierte en actos de homicidios masivos y va a convertirse en genocidio, si es que las mujeres no tomamos medidas urgentemente. Con esta penalización tienden a desaparecer mujeres que creen en sus cuerpos, en sus vidas, en su libertad. Mujeres que sueñan como nosotras, las burguesas. Y hay algo duro que admitir; mientras nosotras (las burguesas o aburguesadas) discutimos entre nosotras sobre la despenalización del aborto, una mujer pobre se hace un aborto, una mujer muere, una mujer sueña con no perder su libertad tras rejas oxidadas. Una mujer sueña con la vida, con su destino.

Volviendo a la actitud criminal del Estado, debemos recordar que no este no actúa ni reprime, es así porque existe, en complicidad con las iglesias, con las empresas que lucran con la vida de las mujeres, con las mentes misóginas y perversas que sostienen un sistema patriarcal que no termina de irse, porque siempre encuentra nuevas formas de cortar, penalizar y criminalizar la libertad de las mujeres.

Las mujeres pobres, víctimas del sistema binario criminal

En las reuniones en las que participé con mujeres campesinas y pobres, nos separamos un momento de nuestro tema de interés (2). Todas comenzaron a hablar de aquello que se calla, de aquello que no se cuenta y de lo que no debería ocurrir. Todas comenzaron a hablar del aborto y de sus experiencias. Yo atónita, queriendo creer y no, escuchaba y pensaba en los casos más cercanos que conozco.

Escuchaba frases como; “yo no quise que esa mujer abortara por que a mí me pesaría en la conciencia y le aconsejé que no lo haga. Finalmente lo tuvo, pero ella se fue de la casa”, “yo aborté por que era mi derecho y por que no tenía condiciones de mantener a esa criatura”, “una chica de la comunidad llegó desangrada al hospital por que se metió un tallo de perejil ahí”, “un bebe recién nacido fue abandonado en la puerta de tal lugar, lo encontramos muerto aun en su bolsa, según el forense no llevaba ni media hora de nacer. Yo pienso que eso es mucho más criminal que abortar un feto antes de que termine de formarse”, “Yo conozco un caso de una amiga (con mejores condiciones) que tuvo que abortar por que su papá la había amenazado de muerte si es que se embarazaba. Ella sigue viva, continúa con su historia de vida”. Seguía escuchando casos y casos sofocantes y asfixiantes, porque no todos lo casos son de suerte y sobrevivencia. Escuchaba casos de muerte por infecciones, consecuencias del aborto.

También escuché casos de mujeres que se hacen abortos con médicos que en los hospitales públicos las crucifican y en sus consultorios privados les $acan hasta lo que no tienen. Casos de mujeres que piden préstamos en financieras para poder hacerse un aborto seguro en una clínica clandestina.

La pregunta que nos hacemos es ¿Qué ocurre con las mujeres que no pueden sacar ningún préstamo? Y sencillo (no hay que ser ningún tipo de analista para saber lo que ocurre), solo las personas que se encierran en su falsa moralina son las que no quieren ver, esas mujeres mueren. Y mueren porque el Estado sigue negando la realidad y sigue penalizando el aborto y porque no garantiza el derecho a la salud de las mujeres. La realidad nos dice que las mujeres se hacen abortos y prefieren morir infectadas y desangradas, antes de ir a un hospital, por que saben que nadie las atenderá y que terminaran presas. Eso sabemos todas, pero en un guaraní puro nos decía una señora de San Pedro “Koa ho situaciónko ndaideprovechoi la kuña kuérape. La kuña ko oabortá ha oabortatagueteri, pero omanota hikuei porque jaikuaaporã hina ke ohorõ la hospitalpe oñenãtendevaitaha hese, ha hi’ari umi enfermerakuéra ohenóita fiscalpe. Upévare ndohói hikuei la huguipajepeva’ero hina” (3)

Silencio.

Que más claro. Y esta situación pasan miles de mujeres al año, y por esta experiencia aterradora solo pasan las que no tienen poder adquisitivo. Las que no tienen recursos para viajar ni las que tienen forma de solicitar un préstamo. Las que no pueden acceder al derecho del aborto seguro y “bien hecho”. A las que pueden pagarse un viaje o una clínica, nadie las ve y nadie las escucha. En primer lugar, porque no se desangran ni se meten tallo de perejil ni tacuara en la vagina, entonces, los medio de prensa no tienen qué “denunciar” ni con qué crear morbo en sus titulares.

La obligatoriedad de la reproducción

“Las mujeres tenemos la pesada carga de reproducir y en nuestras manos está la continuidad del mundo. Nosotras somos responsables del futuro del mundo”. Estas serían las palabras de una mujer que quisiera convencernos de que abortar es un pecado mortal y sobre todo convencernos de que la reproducción es obligatoria y la única misión de las mujeres en el mundo.

Y así, juega con la supuesta carga que tenemos las mujeres. Queriendo hacernos sentir culpables por el mundo que llegará a su fin. Este es otro argumento, falso fundamento del patriarcado, para someter a las mujeres y evitar que decidamos sobre nuestros cuerpos, poniendo a toda la sociedad como contralora y vigilante de las mujeres y su papel de reproductoras, dulces reproductoras. Lamentablemente, para el patriarcado y para esta sociedad vigilante e inquisidora, las mujeres tenemos derechos a decidir sobre nosotras, nuestros cuerpos y nuestras vidas, como mejor nos parezca. Lastimosamente algunas mujeres son más afortunadas, a la hora de decidir sobre sus cuerpos, que otras.


La falsa moral católica

En los centros públicos de salud, cada vez que una va, lo primero que ve es la imagen de algún santo, santa o virgen, con flores, velas y toda la parafernalia que hace a la creencia popular católica. Cuando se entra a los consultorios, no en todos, se visualiza una miniatura de lo visto fuera. Cuando el motivo de la visita de la paciente se trata de salud sexual, la cara de la persona allí cambia. Una de las señoras contaba que una amiga fue a solicitar anticonceptivo inyectable, la enfermera allí le dijo que no tenían, cuando fue saliendo, la enfermera le dice “shhiss, andate más tarde a mi casa ahí yo tengo”. La mujer fue después a la casa de la enfermera y ésta le cobra 15 mil guaraníes. En este caso no podremos saber por que la enfermera se negó a atenderla en el hospital. Las hipótesis pueden variar. Que sea verdad que en el hospital no había más, que ella vendía en su casa insumos del Estado, o que su “religión no lo permita”, en este caso no tenemos el motivo, pero otras y muchas veces, según las mismas mujeres y según lo que se escucha, aquellas personas (médicos. médicas y afines) que más se oponen al goce de los derechos sexuales de las mujeres son las mismas que habilitan clínicas clandestinas dirigidas al aborto y quienes encuentran un buen negocio en la desesperanza, en la urgencia.

También habría que mencionar que muchas – y en su mayoría – de las mujeres que abortan son mujeres católicas, que creen en la vida, en su vida, en su historia. Como muchas de estas mujeres que me (nos) contaron sus experiencias frente al aborto y que creen que la penalización no es la mejor solución a un problema social que se cobra cada año muchas vidas de mujeres. Mujeres con futuro, mujeres con historia.

Por eso, sigo diciendo que quiero que este lugar siga siendo el mismo, con las mismas mujeres que luchan, que construyen, pero con un sistema de justicia que mire la realidad de las mujeres y con un sistema de salud laico, que garantice el derecho de las mujeres a la salud sexual, a la salud reproductiva y con médicos y médicas que prioricen la vida de las mujeres y priorice su existencia, ante una moral que no es real y que mata.

Este artículo no tiene fuentes teóricas ni estadísticas. Utilizo la misma fuente que avalan las teorías y dan los números a las estadísticas, utilizo las voces de la experiencia, de la lucha, de la valentía; utilizo las voces de casi 50 mujeres y los apuntes rápidamente tomados mientras conversaba con ellas. Pueden refutarme todo lo que quieran, pero esas voces grabadas en mi cabeza no la borraran con ninguna rigurosidad académica ni científica, porque escuché la verdad y la realidad de boca de las protagonistas del día a día. Y estoy segura que, si preguntamos a otras mujeres sobre aborto, más de una contestara que si conoce, pero para que eso ocurra, hay que saber escuchar y hay que quitarse la careta moral.

 


 

1) Letra de la canción “Imposible” de banda argentina Callejeros. Disco Presión 2003
2) Bueno, no es que nos fuimos al extremo de los temas que nos convocaba. Simplemente nos salimos del programa. Yo quería escuchar y ellas me querían contar sus historias. Casi todas las mujeres eran campesinas activistas de distintas organizaciones y venidas de distintos lugares del país. Uno de los encuentros fue en la Ciudad de Santaní y la otra acá en Asunción.
3) La traducción literal, sería más o menos así. Esta situación no es provechosa (no beneficia) a las mujeres. Las mujeres abortan y van a seguir abortando, pero van a morir (o prefieren morir) por que sabemos bien que si van al Hospital, no las atenderán bien, las maltrataran y además las enfermeras llamaran al fiscal. Por eso (o por esto) no van, aunque se estén desangrando.

 


  • 28 Sep 2009

Cynthia Fernández // El presente artículo trata de colocar el tema del aborto desde la corriente marxista revolucionaria. Esta no es una tarea fácil debido a las limitaciones para el acceso a bibliografía relacionada, y también plantea la necesidad de una investigación más profunda sobre el tema. En interés de la razón del artículo, que es rescatar las posiciones de l*s principales teóric*s y luchador*s marxistas revolucionari*s, se ha tratado de recoger, en lo posible, las palabras de l*s propi*s autor*s.

Si bien los aportes de Marx y, en especial, de Engels, son la base sobre la cual se ha desarrollado toda una corriente de abordaje teórico, político y práctico de la lucha contra la opresión de la mujer, encontramos, al analizar los textos clásicos y aportes de grandes revolucionari*s de izquierda, pocas referencias explícitas sobre el aborto.

Sin embargo, ya en Marx hay un reconocimiento de una situación de extrema injusticia para la mujer: “Según Marx, …‘toda la situación de la mujer en la sociedad moderna, la deshumaniza’. …‘El adulterio, la seducción, dan honor a los seductores y son de buen tono… Pero, ¡pobre mujer!… Si ella tiene honor, tiene que hacer desaparecer las huellas de la deshonra; y si sacrifica su hijo a los prejuicios, se deshonra aún más y cae bajo los prejuicios de lo civilizado…” (2)

Según Pedro Susz, Marx y Engels ‘no profundizaron demasiado en el papel del sexo y del matrimonio para las batallas que preanunciaban…Tampoco los grandes teóricos bolcheviques profundizaron demasiado en el problema de la familia y el sexo, aunque al enfrentarse a las tareas emergentes de la edificación de la naciente sociedad, dieron lugar a múltiples ideas e intentos prácticos.’ (3)

Podemos agregar, luego de un vistazo a algunos textos y referencias disponibles, que estas afirmaciones son igualmente válidas cuando hablamos del aborto.

El aborto y su abordaje desde grandes referentes teóricos del marxismo

En la izquierda revolucionaria encontramos a referentes de la lucha por la emancipación de la mujer como Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Alejandra Kollontai, Iness Armand y otras, quienes en su lucha por los derechos de las mujeres, aún dentro del partido, contaron con el apoyo de otros revolucionarios como Lenin y Trotsky (4), sin embargo no tod*s abordaron de manera directa el tema del aborto.

La lucha de Clara Zetkin en pro de los derechos y contra la opresión de la mujer es incontestable “trató el problema femenino como un proceso histórico-social desde la perspectiva de clase, nos legó la necesidad de incluir a la mujer en la lucha revolucionaria, su práctica marcó en la historia una línea de separación entre el enfoque burgués y el enfoque revolucionario del feminismo, e hizo un quiebre en el dogmatismo de algunos sectores del movimiento obrero – aun hoy no superada totalmente- aclarando porqué la emancipación de la mujer no puede postergarse al Socialismo…” (5), en su discurso pronunciado en 1889, en el Congreso de la II Internacional afirmó “desde el momento en que las mujeres luchan codo a codo con los obreros socialistas, están dispuestas a compartir todos los esfuerzos y sacrificios de las luchas, pero también están firmemente decididas a reivindicar, con toda razón, todos los derechos de los que son merecedoras”(6).

Clara Zetkin afirma que V.I. Lenin “Asignaba gran importancia al movimiento femenino, considerándolo como parte constitutiva, y en ciertas condiciones, como parte decisiva del movimiento de masas. Por descontado, que consideraba la igualdad plena de la mujer, como principio incontestable del comunismo.” (7), sin embargo es difícil encontrar referencias directas, tanto de Clara como de Lenin, acerca del aborto.

Algunas revolucionarias marxistas han sido más prolíficas en aportes teóricos, como Rosa Luxemburgo y Alejandra Kollontai. De éstas, la que ha abordado con mayor profundidad los problemas de la vida privada, la sexualidad, el amor, etc… es Alejandra Kollontai, recordada como una de las grandes luchadoras del movimiento feminista. Ella, “defendió el amor libre, igual salario para las mujeres, la legalización del aborto y la socialización del trabajo doméstico y del cuidado de los niños, y sobre todo la necesidad de cambiar la vida íntima y sexual de las mujeres. Ella creía que debía surgir ‘la mujer nueva’, independiente económicamente, pero también sicológica y sentimentalmente. …En su teoría no tiene sentido hablar de un aplazamiento de la liberación de la mujer, en todo caso, habría que hablar de un aplazamiento de la revolución” (8), y plantea que “la revolución que la mujer necesita incluye la socialización del trabajo doméstico y una nueva concepción de la maternidad. Las mujeres deben ser descargadas de los trabajos domésticos y hasta donde sea posible de la tarea social de la reproducción de la especie. Sólo así podrán, sin poner en peligro su salud, cumplir con su trabajo productivo de una forma satisfactoria y aspirar a promocionarse y ocupar trabajos cada vez más cualificados. Aquí resulta obligado señalar que Kollontay también habla del deber social de la maternidad, con lo que no queda muy claro hasta dónde puede colisionar este deber con el derecho de la mujer a disponer de su propio cuerpo.”(9)

A pesar de que no contamos con elementos suficientes para aproximarnos mejor a las discusiones, argumentaciones, polémicas y limitaciones que habrá tenido el abordaje de la temática del aborto entre l*s principales referentes del marxismo revolucionario, la realidad histórica puede darnos indicios bastante claros en relación con la comprensión de su relación intrínseca con la emancipación de la mujer y con el avance hacia la construcción de una sociedad nueva.
En cuanto a los intentos prácticos

Los avances de la Revolución de Octubre

La Revolución Rusa, de Octubre de 1917, otorgó a las mujeres la igualdad de derechos y tendió las bases para romper con la estructura familiar como ‘pequeña empresa cerrada’ (10), a través de una amplia gama de servicios sociales. En 1920, durante el gobierno de Lenin, la Unión Soviética legalizó todos los abortos, pero esta política fue revertida en 1936 por Stalin (11).

“Pocos meses antes de octubre de 1917 Alejandra Kollontai fue elegida miembro del Comité Central del Partido y votó a favor de la insurrección y de la toma del Palacio de Invierno para construir así un Estado obrero. Al desatarse los sucesos que desembocaron en la Revolución de Octubre Alexandra Kollontai regresó a Rusia, donde fue elegida miembro del Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado. …Tras la toma del poder…fue elegida Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública. Fue una de las que más trabajaron para conseguir los derechos y libertades de las mujeres, modificando aspectos de las leyes que hacían a la mujer una subordinada del hombre, le negaban derecho al voto y la hacían ganar menos salario y trabajar en peores condiciones que los hombres. La Revolución consiguió poner las bases para la igualdad real entre hombres y mujeres, liberalizando las relaciones familiares y sexuales. Se aprobó el divorcio y el derecho al aborto, y se otorgaba a las mujeres beneficios sociales en forma de salarios de maternidad, guarderías y hogares para los niños. Así mismo se desarrollaron campañas de información para dar a conocer a las mujeres sus nuevos derechos.” (12)

“El nuevo Estado obrero concedió amplios derechos jurídicos y políticos como el derecho al divorcio, al aborto, la eliminación de la potestad marital, la igualdad entre el matrimonio legal y el concubinato, etc.” (13)

En este proceso Alejandra contó con el apoyo de los principales dirigentes del partido y la revolución, V.I.Lenin y L. Trotsky. “La revolución de Octubre cumplió honradamente su palabra en lo que respecta a la mujer. El nuevo régimen no se contentó con darle los mismos derechos jurídicos y políticos que al hombre, sino que hizo – lo que es mucho más – todo lo que podía, y en todo caso, infinitamente más que cualquier otro régimen, para darle realmente el acceso a todos los dominios culturales y económicos”. (14)

El Stalinismo y la reacción patriarcal
Con el ascenso de la burocracia Stalinista las medidas para el mejoramiento de las condiciones de vida y trabajo se vieron afectadas, y también en la cuestión de la mujer se evidenció la ruptura con los ideales revolucionarios: “las diferencias sociales aumentaron y, lo que es peor, se instauraron turnos de trabajo, castigos y disciplinas laborales, etc., que agrandaron las diferencias entre las masas trabajadoras y la burocracia, que acaparaba cada vez más privilegios. …en ese año de 1924 empezó la contraofensiva patriarcal, el ataque del machismo y de la familia autoritaria y tradicional para recuperar su viejo poder milenario, restringiéndose derechos básicos conquistados sobre el divorcio, el aborto, la libertad sexual, la libertad de educación, etc.(15)

“A partir de 1926, bajo el régimen de Stalin, se instituyó nuevamente el matrimonio civil como única unión legal. Más tarde se abolió el derecho al aborto, junto con la supresión de la sección femenina del Comité Central y sus equivalentes en los diversos niveles de organización partidaria. En 1934 se prohibió la homosexualidad, y la prostitución se convirtió en delito. No respetar a la familia se convirtió en una conducta ‘burguesa’ o ‘izquierdista’ a los ojos de la burocracia. Los hijos ilegítimos volvieron a esta condición, que había sido abolida en 1917, y el divorcio se convirtió en un trámite costoso y pleno de dificultades.” (16)

El aborto y la homosexualidad fueron penalizados nuevamente en 1936, y, en general, la ‘moral tradicional’ volvió a imponerse en las relaciones.

Ante estos retrocesos, L. Trotsky refiere: “el poder revolucionario ha dado a la mujer el derecho al aborto, uno de sus derechos cívicos, políticos y culturales esenciales mientras duren la miseria y la opresión familiar, digan lo que digan los eunucos de uno u otro sexo. Pero este triste derecho es transformado por la desigualdad social en un privilegio.”. Y continúa “Después de haber demostrado su incapacidad para proporcionar los socorros médicos necesarios y las instalaciones higiénicas a las mujeres obligadas a recurrir al aborto, el Estado cambia bruscamente y se lanza a la vía de las prohibiciones. Y, como en otros casos, la burocracia, de la necesidad hace virtud. Uno de los miembros de la Corte Suprema soviética, Soltz, especializado en los temas del matrimonio, justifica la próxima prohibición del aborto diciendo que, como la sociedad socialista carece de desocupación, etc., etc., la mujer no puede tener el derecho a rechazar las ‘alegrías de la maternidad’. Filosofía de cura que dispone, además, del puño del gendarme. Acabamos de leer en el órgano central del partido que el nacimiento de un hijo es, para muchas mujeres – y sería más justo decir que para la mayor parte- ‘una amenaza’. Acabamos de oír que una alta autoridad atestigua que ‘la liquidación de la infancia abandonada y descuidada se realiza débilmente’. Lo que significa, ciertamente, un aumento de la infancia abandonada; y ahora un alto magistrado nos anuncia que en el país donde ‘es dulce vivir’, los abortos deben ser castigados con prisión, exactamente como en los países capitalistas en los que es triste vivir. Se adivina de antemano que en la U.R.S.S., como en occidente, serán sobretodo las obreras, las campesinas, las criadas que no pueden ocultar su pecado, las que caerán en manos de los carceleros. ‘Tenemos necesidad de hombres’ añade Soltz cerrando los ojos ante los niños abandonados. Si la burocracia no hubiera puesto en sus labios el sello del silencio, millones de trabajadoras podrían responderle: ‘Haced vosotros mismos a vuestros hijos’. Evidentemente estos señores han olvidado que el socialismo debería eliminar las causas que empujan a la mujer al aborto, en vez de hacer intervenir indignamente al policía en la vida íntima de la mujer para imponerle ‘las alegrías de la maternidad’ ”(17).

Esta indignación manifiesta ante estos retrocesos, calificados como traición a los principios de la revolución, nos da la pauta de un posicionamiento firme e inequívoco con relación al aborto y otras cuestiones que hacen a la liberación de la mujer: “El alfabeto del comunismo es considerado como una exageración de izquierda. Los prejuicios duros y estúpidos de las clases medias incultas, renacen entre nosotros con el nombre de moral nueva. ….Y como si se tratara de unir la burla a traición, los mismos argumentos que antes sirvieron para defender la libertad incondicional del divorcio y del aborto – ‘la emancipación de la mujer’, ‘la defensa de los derechos de la personalidad’, ‘la protección de la maternidad’ – se repiten actualmente para limitar o prohibir uno y otro.”

Ante estas afirmaciones podemos deducir que, en la lucha que dieron Alejandra Kollontai y sus aliad*s para lograr las conquistas que fueron alcanzadas durante los primeros años de la revolución, se defendió la libertad incondicional del divorcio y del aborto, e incluso la ‘protección de la maternidad’ fue un argumento para esta defensa.

El camino que la izquierda debe retomar

Los elementos señalados antes nos permiten medir la magnitud del retroceso que la política stalinista significó para la izquierda en su conjunto, incluso la izquierda revolucionaria. Hoy, son muy pocos los grupos o partidos, que se reivindican de izquierda y revolucionarios, que defienden abiertamente este planteamiento y realizan una lucha consecuente, dentro y fuera de sus organizaciones.

La izquierda, en general, perdió la noción de la liberación de la mujer como principio para la revolución, lo que le llevó a perder también la sana indignación ante su opresión, y a dejarse seducir por la moral pequeño burguesa relacionada con la maternidad y la familia, para, finalmente, justificar, y hasta defender, las estructuras patriarcales en las relaciones sociales y económicas.

Alejandra Kollontai planteaba que el abandono o la postergación de la lucha por la liberación de la mujer implican el abandono o la postergación de la revolución, y la lucha por la independencia económica, psicológica y emocional de la mujer está ineludiblemente ligada a la lucha por su derecho al aborto y a la autonomía sexual.

Este es el camino que debe retomar la izquierda que pretende ser revolucionaria, sólo este camino nos llevará al surgimiento de la nueva mujer, la nueva familia y la nueva sociedad, en la que, tal como señaló L. Trotsky, “La verdadera familia socialista, liberada por la sociedad de las pesadas y humillantes cargas cotidianas, no tendrá necesidad de ninguna reglamentación, y la simple idea de las leyes sobre el divorcio y el aborto no le parecerá mejor que el recuerdo de las zonas de tolerancia o de los sacrificios humanos.” (18).


 

1) Fundadora y militante del Partido de los Trabajadores de Paraguay, actualmente miembra de la Comisión de Mujeres del PT Paraguay y de la Comisión de Mujeres de la Liga Internacional de Trabajadores LIT-CI.

2)Jorge Riazanov, Clara Zetkin et al, El amor y el matrimonio en la sociedad burguesa, Editorial Convergencia, Bs As, 1975.

3) Prólogo de Pedro Susz para Jorge Riazanov, Clara Zetkin et al, op cit.

4) Clara Zetkin y el apogeo del feminismo socialista y comunista. febrero de 2009. Publicado por Género y Clase.

5) Pan y Rosas Fecha: 6 – Julio – 2009. Rebeca E. Madriz Franc. Rebelion. Selección y extractos del Libro: “La Mujer en el Socialismo”. Allendorf, Marlis (1977).

6) Idem.

7) ‘Conversaciones con Lenin acerca de la mujer’. Clara Zetkin.

8 ) Obras en red de Alejandra Kollontai. Publicado por Género y Clase. http://www.nodo50.org/contrapublicidad/index.php?option=com_content&task=view&id=85&Itemid=93&limit=1&limitstart=1

9) ‘Un análisis del rol destacado de las mujeres socialistas en la lucha contra la opresión y de las mujeres obreras en el inicio de la Revolución Rusa’, Andrea D’Atri,La fogata Digital, 20 de ocutbe 2003.
http://www.lafogata.org/mujer/m_rol.htm

10) Prólogo de Pedro Susz para Jorge Riazanov, Clara Zetkin et al op cit.

11)Tratamiento Jurídico del Aborto, Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Tratamiento_jur%C3%ADdico_del_aborto#Evoluci.C3.B3n_hist.C3.B3rica

12) Aleksandra Kolontái, Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Aleksandra_Kolont%C3%A1i

13) Que la verdad salve a Lenin. Ariel Dacal Díaz. Rebelión. www.lafogata.org/biblio/bib_verdad.htm

14) Thermidor en el hogar. La revolución traicionada. León Trotsky 1937.

15) El papel de la personalidad de Lenin en la revolución bolchevique. Iñaki Gil de San Vicente, Rebelión, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=61809

16) Un análisis del rol destacado de las mujeres socialistas en la lucha contra la opresión y de las mujeres obreras en el inicio de la Revolución Rusa. Andrea D´Atri.

17) León Trotsky op cit.

18) Idem.


  • 28 Sep 2009

Sole Ascencio // Feministas Biobio, Concepción-Chile.  La línea telefónica nace con dos objetivos. El primer de ellos, entregar información a las mujeres respecto del uso del misoprostol, medicamento que bien sabemos las mujeres llevan años utilizando. Desde este punto de vista, no estamos descubriéndoles a las mujeres nada nuevo. Lo “nuevo” está en proporcionar información segura, respaldada por diversas organizaciones. No se trata de dar consejería ni de hacer derivaciones, y eso bien lo saben las telefonistas, en quienes debemos confiar y a quienes debemos apoyar, por cuanto están haciendo un trabajo impecable, siguiendo cada una de las modificaciones hechas al protocolo.

Pero hay un segundo objetivo, uno más político, que tiene que ver con abrir/posicionar el debate de los derechos sexuales y reproductivos, y más concretamente, el de la despenalización legal y social del aborto, sin apellidos. Ello, bajo el convencimiento que las mujeres tenemos derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y sobre nuestra vida. No podemos hablar de equidad cuando el ejercicio de derechos está limitado y/o restringido.

Respecto de esto último aún tenemos mucho por hacer. Hasta ahora las noticias que han aparecido en los medios giran en torno a si se constituye o no un ilícito el funcionamiento de la línea, toda vez que el aborto está penado por ley. Empero, poco o nada se ha hablado de derechos sexuales y reproductivos, el debate más político ha estado ausente, ha sido silenciado, y he ahí nuestra responsabilidad en tanto mujeres feministas, debemos instalar el tema en los distintos espacios en que nos movemos, mediáticos y no mediáticos.

Las feministas de Concepción estamos convencidas que no constituye delito proporcionar información respecto del uso del misoprostol, en cambio sí constituye un derecho humano y universal, y una responsabilidad en tanto feministas. Tenemos el convencimiento de no estar “incitando” a nada, de no estar promoviendo nada. No es apología del aborto, es el derecho a la información y a la decisión, decisión que es y será siempre de las mujeres. Cabe destacar que las llamadas por día alcanzan a 6 en promedio y los fines de semana se incrementan de manera considerable. Las llamadas en un 95% son de mujeres que realmente necesitan la información, el otro porcentaje tiene que ver con otras necesidades.

El discurso político, ese que debemos liderar todas y cada una de nosotras, a lo largo y ancho de nuestra conservadora geografía, debe sostenerse en el convencimiento de estar ejerciendo uno de los derechos fundamentales, cual es el derecho a la información. El saborcillo del ilícito tiene su encanto, mas, si nos quedamos ahí, no dejará todo esto de ser un debate jurídico-policial.


 

FUENTE: Material Línea de Aborto Seguro